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La Federación de Estudiantes Secundarios se fragmentó ante el proyecto educativo de la UP: la Escuela Nacional Unida.

Mientras el gobierno de Salvador Allende sentía la presión social por sus políticas izquierdistas, tres fracciones disputaban la presidencia de la FESEC, entidad que agrupaba a los escolares tanto en Santiago como a nivel nacional. Andrés Allamand, Camilo Escalona y Miguel Salazar representaban al Partido Nacional, las Juventudes Socialistas y la Democracia Cristiana respectivamente. Según el candidato a senador por Santiago Poniente, este momento marcó un hito al ser “la primera vez que surgió un movimiento estudiantil secundario” el que “tomó parte de la disputa que dividía al país”.

La Federación se quebró luego de la elección de 1972, debido al modelo educativo que planteaba la reforma del gobierno de Allende. La Escuela Nacional Unificada ponía fin a la libertad de enseñanza y perseguía un objetivo ideológico y cultural, como define el senador Escalona. Miguel Salazar, dirigente de la DC, en tanto manifestó que “eran dos voces paralelas, contradictorias y con poder de convocatoria”, y ante el proyecto de la ENU eran “una expresión juvenil de los respectivos conglomerados políticos”, añadió.

Los enfrentamientos entre grupos favorables al gobierno de la Unidad Popular, y quienes mostraban oposición a Allende se producían en las calles. Escalona, presidente de la FESES en 1972, reconoce que “nos enfrentábamos de una manera descontrolada”. 

El cisma final ocurrió ante la ENU, sistema educativo dirigido por el Estado, cosa que generó mayores quiebres y rechazo dentro de los grupos partícipes del proceso, además de una potente anti campaña fomentada por quienes defendían la libertad de enseñanza. Luis Rubilar, Presidente del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación, el proyecto “atemorizó a mucha gente” debido a que “amenazaba intereses económicos, religiosos, autonomía”, razones por las que generó tanto rechazo.

Para el historiador Jorge Rojas, las razones del quiebre de los secundarios son otras: “era poco el margen de reflexión o de negociación a esas alturas” debido a la álgidez política de Chile en ese entonces. Según Rojas “las cartas ya estaban echadas”, independiente del proyecto de la Escuela Nacional Unificada.

Las reflexiones sobre lo ocurrido hace cuarenta años no entregan nuevas luces, son más bien un repaso a la historia reciente que como país debemos llevar a cabo.

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