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Según datos de amnistía internacional, Irán ejecutó a más de 360 personas en 2013.

Su vida fue perdonada en el último momento, cuando estaba a solo segundos de ser ejecutado y la soga ya apretado su cuello. Esa es la impresionante historia que ocurrió en Irán y que fue registrada por el lente del fotógrafo Arash Khamooshi.

Según su propio relato, el detenido había sido condenado a la pena de muerte por haber asesinado a un joven de 17 años en 2007. Como la ley sharia que rige en la nación persa permite que los familiares de la víctima estén presentes en la ejecución, incluso pueden participar.

Lo llevaron a la silla y se le puso la soga al cuello. Estaba gritando y rezando en voz alta hasta que simplemente se quedó en silencio.

El reportero gráfico explicó que un centenar de personas se encontraba en el lugar desde temprano, esperando la ejecución del asesino, identificado como Bilal. En un instante, la madre de la víctima se acercó y le propinó una fuerte cachetada. Tras ese momento, se acercó a su marido y se regresó al joven para perdonarlo.

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