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El virus incluso puede ser transmitido hasta siete semanas después de la recuperación de un paciente.

Los pacientes contagiados con el virus del ébola presentan síntomas como la fiebre, que debe ser mayor que 38.6 grados. Además, dolor de cabeza intenso, dolor muscular y diarrea.

De igual forma, los pacientes contagiados presentan vómitos, dolor abdominal -específicamente de estómago- y hemorragia que puede ser con sangrado o moretones sin causa aparente.

En tanto, el contagio del virus ébola se produce a través de los fluidos que la persona puede expulsar mediante la tos o estornudos. Pero el virus no viaja a través del aire.

El contagio se produce por el contacto directo con aquellos fluidos corporales (lágrimas, sangre, saliva, entre otros) los que son transmitidos por heridas en la piel, por la boca, la nariz o los ojos.

Los especialistas también recomiendan a las madres infectadas no amamantar, mientras que otra forma de contagio es utilizar los mismos utensilios o recipientes al momento de comer. Además, el virus puede ser transmitido mediante un acto sexual.

El virus puede sobrevivir en superficies como mesas o picaportes, lo que facilita su transmisión, así como también en fluidos corporales como la sangre, incluso a temperatura ambiente.

Por último, se cree que en África uno de los animales que porta el virus de forma natural es el murciélago de la fruta. Además se sabe de otros que pueden portar el ébola como perros, cerdos, roedores, antílopes y algunos primates. Por ahora no se ha comprobado que el virus pueda ser transmitido por mosquitos.

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