Las manifestaciones se extendieron a Nueva York, Chicago, Los Ángeles y Washington DC.
Una ciudad enfurecida en tan solo minutos. Este el saldo que dejó la absolución del policía Darren Wilson, involucrado en la muerte del joven de 18 años Michael Brown el 9 de agosto de 2014.
Luego de que el fiscal de San Luis, Robert McCulloch, anunciara que al efectivo policial “no se le encontraron pruebas suficientes para acusarlo de homicidio”, en las calles de Ferguson, en el estado de Missouri, se desató la ira y la indignación pese al llamado del presidente Barack Obama ha “protestar en paz”.
“Este es un ejemplo más de que la vida de los negros no vale nada“, aseguró un residente de la localidad, quien participó de las protestas.
El abogado de la familia Brown, acusó al proceso llevado a cabo contra el policía de “injusto” y declaró que lo “rechazan pública y fuertemente en nombre de la familia, porque ese proceso está roto”.
Ene tanto, el reverendo Jesse Jackson, conocido activista de los derechos civiles, remarcó que “si hubiese sido un joven blanco, al que le disparan oficiales blancos dejándolo morir desangrado en la calle, no hubieran pasado meses para condenar el hecho”.
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