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Con un panorama turbulento en la región asumirá el Rey Salman, el nuevo monarca saudí.

La península arábiga enfrenta desafíos complejos, que se han presentado en las últimas horas. Un golpe de Estado en Yemen y la muerte del Rey de Arabia Saudita, son hechos que influyen en el resto del mundo porque cualquier signo de inestabilidad en esa zona, puede ser aprovechado por los grupos terroristas que operan ahí.

De hecho, el Rey Abdullah fue el mejor aliado de Estados Unidos en el mundo árabe durante los años posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001. Y aunque se espera que su hermano Salman, nombrado como su sucesor, continúe reforzando esta amistad, su muerte ha golpeado a diferentes latitudes y líderes del mundo recalcaron su relevancia.

Pero aunque los analistas proyectan una transición tranquila en Arabia, los sucesos en Yemen ponen la cuota de incertidumbre, ya que el reinado saudita ha invertido millones de dólares en proteger sus fronteras y debilitar a la rama de Al Qaeda que opera en suelo yemení, donde miles de combatientes extranjeros han viajado a recibir entrenamiento. Sin gobierno en Yemen, el panorama es vulnerable.

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