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Una nueva protesta masiva exigió la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

Como un ambiente de “intolerancia” calificó el gobierno de Brasil a las manifestaciones que se realizaron este fin de semana en más de 100 ciudades del país.  Además, definió las movilizaciones como “normales” dentro de un régimen democrático.

Pero en ese escenario, la sentencia de tres ex directivos de la estatal Petrobras podría incrementar el clima de hostilidad en un gobierno que enfrenta la mayor desaprobación de su historia.

Conoce los detalles en el informe adjunto.

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