Jennifer Capriati fue la número uno del mundo y no tuiteba desde el 16 de enero. Eso hasta ayer, cuando se conoció el caso de dopaje de Maria Sharapova.
La ganadora de tres títulos de Grand Slam y que se retiró por una lesión, fue lapidaria al referirse al caso de la rusa. Dijo sentirse “enfadada y decepcionada”, además de pedir que se le retiren sus títulos de comprobarse el uso del medicamento.
En otro de sus tuis, Capriati reflexiona sobre el tipo de dopaje: “¿Qué interés hay en usar un medicamento para el corazón que ayuda a una recuperación más rápida, a no ser que uno padezca un problema cardíaco?”.
La ex tenista estadounidense, hoy de 39 años, sostuvo además que “nunca intenté hacer trampas, pasara lo que pasara. Nunca tuve un equipo de médicos pagados a precio de oro que encontraran la manera de esquivar el reglamento a la espera de que la ciencia les alcanzara”.
Además, Capriati no tuvo problemas en responderle a quienes la acusaron de envidiosa y odiosa.
Experto en política estadounidense y ex subsecretario de Asuntos Hemisféricos de EE.UU., el cientista político chileno analiza las elecciones presidenciales y su impacto en la relación de EE.UU. con América Latina.