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El goleador sumó más tinta a su piel con una diana de gran calidad.



En 2002 se jugó el Superclásico entre Colo Colo y Universidad de Chile con el Estadio Monumental como reducto, el cual no pudo contar con público. 

Un día con lluvia en el que los albos se impusieron por 2-0 a la “U” en la ida de la semifinal, donde después el conjunto universitario ganaría la llave por una goleada en la vuelta.

Sin embargo la ida dejó un lindo recuerdo para los colocolinos, ya que Paredes se despachó un golazo al ángulo, el cual dejó sin opciones a Herrera, lo que ahora decidió tatuarse.

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