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Hoy la naturaleza volvió a golpear cómo nos tiene acostumbrados. Un terremoto de 7,6 grados de epicentro en Melinka, que inmediatamente activó la alerta de Tsunami para la región de los Lagos.
Se activó también la memoria que recuerda a las víctimas evitables del tsunami de 2010 en la zona central.

Esta vez la naturaleza fue benévola. Hay una diferencia exponencial entre ese sismo de 8,8 y el de hoy…pero la diferencia más importante está en la coordinación de los servicios de protección civil. A pocos minutos del terremoto ya había alerta de Tsunami y era comunicado oportunamente a la población a través de teléfonos celulares y otros medios. La población también actuó a la altura y evacuó rápida y ordenadamente.

Ahí está contenido quizá el objetivo más importante de cualquier plan de emergencia y que se había perdido tras el terremoto de 2010. La confianza de la ciudadanía en sus autoridades que frente a desastres inevitables permite salvar vidas.

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