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Es una tragedia humana y natural. Tres brigadistas murieron. Más de 100 mil hectáreas arrasadas por el fuego. Pero la pregunta es: ¿estábamos preparados? Y al parecer la respuesta es NO. Una vez más NO.

Como ocurrió con los terremotos, para los eventos de menor envergadura, sí había una forma de afrontarlos.

La calidad de nuestras casas había avanzado con los años, las operaciones Daysi se hacían… Pero cuando la naturaleza golpeó el 2010 con uno de los terremoto más fuertes de la historia y con un tsunami… no estábamos listos.

Lo mismo parece ocurrir con los actuales incendios que consumen nuestro territorio. Frente a una emergencia inédita, el Estado, su organización y sus recursos se quedan cortos. Muy cortos.

La reacción frente a algo de esta magnitud es lenta y según acusan las autoridades locales, insuficiente.

En medio de todo esto, aún valorando los intentos por cooperar del ex presidente Piñera, no parece la mejor manera como él hizo llamar a una coordinación paralela de los alcaldes.

Sino que hay que eliminar burocracia y actuar de manera coordinada. No aprovechar políticamente esta tragedia, pero conservar intacto el derecho a exigir responsabilidades políticas y que estas no desaparezcan cuando se supere la emergencia.

Porque alguien debe responder si es cierto que se pudo actuar antes y mejor frente a incendios que sabemos con certeza que cada verano nos golpearán, por no incrementar los recursos de la ONEMI en el presupuesto, porque sigue pendiente el proyecto de ley que la reforma de manera integral.

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