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35 personas y 4 empresas. Son los acusados del Caso Penta, el gran escándalo que se acerca al momento de las definiciones y al juicio oral. Entre los acusados los dos dueños del holding y financistas de la UDI, junto a un ex subsecretario de Minería, un ex precandidato presidencial, un ex alcalde de Santiago, un senador y un diputado en ejercicio.

Salvo un ex diputado RN, todos los políticos acusados son o estuvieron vinculados a la UDI. Y por eso los dirigentes del partido han denunciado una persecución política de la Fiscalía, quejándose además de que las acusaciones se hagan cuando comienza un año electoral.

Ambas críticas son infundadas. El momento de la acusación no es arbitrario. La Fiscalía está obligada por ley a acusar al vencer el plazo máximo de investigación, que son 2 años, y que se cumple en estos días. Y si los encausados son UDI, es por una razón obvia: Penta, a diferencia de otros holdings, entregaba dinero a ese partido y no a otros.

En lo que la UDI sí tiene razón es que otros casos, de empresas que entregaban dinero ecuménicamente, a Alianza y Concertación, por igual, no han avanzado igual que Penta. Pero eso no es culpa de los fiscales del caso. De hecho, hubo presiones políticas para separar lo que al principio era una mega-investigación. Y que si lo hubiera seguido siendo tendría a los mismos fiscales en todos los casos.

Y otras investigaciones fueron frenadas hasta hoy porque Impuestos Internos no presentó querellas, después de ser descabezado por el gobierno. Si la UDI realmente quiere que todo se investigue, tiene herramientas a la mano: comisiones investigadoras, interpelaciones, acusaciones constitucionales para presionar a las autoridades de gobierno a que levanten ese bloqueo.

Y si eso no funciona, el compromiso expreso que, de ganar las elecciones, un gobierno de Chile Vamos abriría las compuertas para que Impuestos Internos se querelle y que así todos los casos puedan sean investigados a fondo.

Pero esa caja, la de la transparencia y la justicia completa, es una fórmula que nadie en la elite política, ni en la izquierda ni en la derecha, se atreve a destapar.

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