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Es la tormenta perfecta para el oficialismo. Mayo comienza con malas noticias para la centroizquierda gobernante.

La decisión DC de optar por candidatura propia por primera vez desde 1970 echó por tierra las primarias en lo que solíamos conocer como la Nueva Mayoría.

Mientras Alejandro Guillier decide a juntar firmas en vez de afiliarse a un partido, Chile Vamos inscribe a esta hora sus primarias, con el ex presidente Sebastián Piñera como el mejor posicionado frente a sus contendores, Felipe Kast y Manuel José Ossandón.

Y el Frente Amplio, después de una campaña relámpago de afiliación, confía en haber logrado las firmas necesarias para tener también primarias legales entre su favorita, Beatriz Sánchez y su desafiante, Alberto Mayol.

De concretarse, es una pesadilla para la Nueva Mayoría, que por los próximos 2 meses será mera espectadora de una campaña, con gastos legales, propaganda electoral, franja televisiva y debates y de una primaria de la que emergerán el 2 de julio dos ganadores legitimados por el voto popular, y con la cancha despejada de rivales que les hagan sombra dentro de sus respectivos sectores.

En cambio, Guillier y Goic deberán llevar su combate hasta noviembre para pelearse,  con todos las heridas que eso puede dejar, el electorado que tradicionalmente se identificó con la Concertación y luego, con la Nueva Mayoría.   

Una tormenta perfecta, de la que el oficialismo no puede culpar a nadie más que a sus propios errores.

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