El joven, no identificado, de unos 20 años, está rodeado por manifestantes.
(CNN) – La gente se amontona en las calles alrededor de la Plaza José Martí, en Caracas. Hay una nube de humo y los botes de gas lacrimógeno impactan en el pavimento. Se ha convertido en escena familiar en la capital venezolana, donde los manifestantes llevan semanas protestando contra un gobierno al que acusan de convertirse lentamente en una dictadura.
Pero hubo algo diferente.
El sonido de un violín perfora el aire. Un joven, que lleva un casco pintado con la bandera de su país, afianza el instrumento debajo de la barbilla y dibuja un arco sobre las cuerdas.
El joven, no identificado, de unos 20 años, está rodeado por manifestantes; uno de ellos sostiene un escudo improvisado para protegerlo. Algunos manifestantes cerca arrojan cócteles molotov contra las fuerzas del gobierno. El músico no parece oír el caos a su alrededor, sólo la música que él crea.
Iván Ernesto Reyes, un periodista de Efecto Cocuyo, medio de comunicación independiente venezolano, capturó el momento en video.
Publicó las imágenes del músico en Twitter, escribiendo: “Hoy vi una verdadera muestra de realismo mágico. Un manifestante tocaba su violín mientras que la PNB lanzaba lacrimógenas y perdigones”.
Cuando Reyes escuchó por primera vez los sonidos de un violín, pensó que la música provenía de unos altavoces, dijo. “Nos dimos la vuelta y vimos a este chico”.
Reyes perdió de vista al violinista entre la multitud, pero lo encontró media hora más tarde. “Y allí estaba él, de pie, tocando el himno de Venezuela, y con un par de niños a su alrededor, como tratando de protegerlo”, dijo Reyes.
“Había bombas, gases lacrimógenos y represión, pero siguió tocando su violín. No se detuvo”, dijo Reyes. “Lástima que no pude hablar con él porque estaba constantemente tocando”.
Venezuela lleva en un estado de malestar generalizado desde el 29 de marzo, cuando el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) emitió una sentencia para asumir las competencias de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora–, lo que se ha sumado a los problemas sociales y de desabastecimiento de productos básicos.
La oposición se indignó y calificó la medida como un golpe. Tres días después, el alto tribunal dio marcha atrás, pero el descontento de los venezolanos no se detuvo y han seguido saliendo de manera masiva a las calles.
Las protestas se han vuelto violentas a veces y 36 personas han muerto, según el Ministerio Público de Venezuela; más de 750 han resultado heridos. Algunas de las muertes se han relacionado con las protestas, mientras que otras ocurrieron durante actos de vandalismo ajenos a los disturbios políticos.