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(CNN Español) – Después de una reunión muy esperada, el papa Francisco parece haber dejado huella en el presidente Donald Trump.

“Gracias, no voy a olvidar lo que ha dicho”, le dijo Trump al papa, después de una reunión privada de media hora en el Palacio Apostólico.

Nadie, excepto el papa, el presidente y sus dos traductores saben qué se dijeron a puertas cerradas. Ni el Vaticano, ni la Casa Blanca revelaron de qué hablaron exactamente. En un comunicado, el Vaticano se limitó a decir que ambos líderes discutieron sobre la “promoción de la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso”.

Después de reunirse con los líderes musulmanes en Arabia Saudita y visitar los sitios sagrados en Jerusalén, el recorrido por las principales religiones monoteístas de Trump concluyó este miércoles en el Vaticano.

Las cámaras y un puñado de reporteros captaron cómo el papa le dio la bienvenida a Trump, con cierta de rigidez en un primer momento, como si la guerra de palabras que ambos se habían intercambiado previamente pesara sobre el lugar.

Mientras Trump esbozaba una amplia sonrisa, el papa sonrió solo modestamente.

Hace meses, ambos protagonizaron una disputa pública, sobre fronteras y muros.

Poco después de celebrar una gran misa al aire libre en la frontera entre Estados Unidos y México el año pasado, Francisco dijo que las personas que sólo piensan en construir barreras en lugar de puentes “no son cristianos”. Trump desestimó los comentarios como “vergonzosos” y calificó al papa de peón del gobierno mexicano.

Aún así, el papa continuó condenando la retórica política de Trump de forma similar, aunque sin nombrarlo. El día antes de la elección presidencial, advirtió a los cristianos de no ser tentados por “la falsa seguridad de muros físicos o sociales”.

“Queridos hermanos y hermanas”, dijo, “todos los muros caen. Todos. No se dejen engañar”.

Nunca hubo una disculpa pública en ninguna dirección.

Intercambio de regalos

Ante las cámaras de nuevo, ya con un ambiente más ligero, ambos se intercambiaron regalos, y el papa ya sonrió más ampliamente.

Donald Trump le regaló libros de Martin Luther King y el papa le obsequió al magnate una medalla de un olivo hecha a mano por un artista romano, que el pontífice dijo que simboliza la paz.

 

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