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Fuentes de investigación española fueron atando todos los cabos sobre el modus operandi de una red que fue desarticulada tras la detención de 17 personas, casi todas de origen rumano.

Gracias a la declaración de una niña de 15 años, la policía de Toledo, España, y la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos, permitió destapar una red de prostitución y explotación sexual de menores y poner al descubierto que en algunos pueblos se sabía, pero que se callaba por miedo.

Entre los antecedentes recabados se supo que los “clientes” eran hombres de avanzada edad y que las captadoras eran dos mujeres de la organización que sabían bien dónde elegir a sus víctimas: jóvenes de familias de bajos recursos y con nivel cultural muy bajo.

Según declaraciones de las menores, fueron obligadas a mantener relaciones sexuales con hombres mayores, generalmente viudos, en las casas de éstos como en parques e incluso en algún club de alterne.

Una joven española, que ahora forma parte del caso en calidad de testigo protegido, había sido explotada desde los 15 años hasta que cumplió la mayoría de edad. Durante ese periodo se había quedado embarazada tres veces.

Una de las menores, al cumplir la mayoría de edad fue abandonada por la organización, aprovechó para regresar al domicilio de su madre y denunciar los hechos ante los servicios sociales del Instituto de la Mujer. Esta entidad pública hizo las gestiones necesarias para que las autoridades policiales iniciaran las investigaciones que han terminado destapando la existencia de casos similares de otras menores que han sufrido el mismo calvario. Casi todas han logrado identificar a sus ‘clientes’, la mayoría ancianos.

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