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Según el informe de Naciones Unidas “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina 2016”, desarrollado junto a la Organización Panamericana de Salud, nuestro país se posiciona como el de mayor tasa de sobrepeso de Latinoamérica llegando a un 63% de la población adulta: “sin duda que tener sobrepeso u obesidad contribuye a una mayor tasa de ronquidos u otros trastornos del sueño”, agregó la nutricionista.

A su vez los ronquidos, son síntomas de las peligrosas apneas del sueño, ahogos de la persona mientras duerme. Así lo explica el neurólogo Pablo Guzmán de Clínica Somno: “Los pacientes con sobrepeso tienen un riesgo mayor de tener ronquidos y apneas, esto implica que la grasa cervical y de la zona perifaringea aumente y disminuya el espacio en esta zona, aumentando con esto la posibilidad de que se produzca ronquidos o que derechamente esto se obstruya y se produzcan apneas. Estas últimas se asocian a disminución de la oxigenación cerebral y cardiaca, aumento del riesgo de arritmias con muerte súbita, aumento del riesgo de infartos cardiacos y cerebrales”.

Guzmán también señala que “los ronquidos pueden disminuir o incluso desaparecer sólo con normalizar el peso, sin embargo, en muchos pacientes esto puede no ser suficiente, dado que el ronquido también tiene otras causas como alteraciones de anotomía del rostro y nariz. Por esto, es necesario que quien ronca sea evaluado por un especialista, idealmente con un estudio llamado polisomnografía”.

Existen hábitos alimenticios que ayudan a mantener un peso saludable y dormir mejor:

Siempre tomar desayuno, idealmente a la misma hora. Este, debe contener una porción de fruta, idealmente entera para aprovechar el alto contenido de fibra. Un lácteo descremado y un carbohidrato como pan o avena (idealmente integral).  

A media mañana consumir una colación, de esta manera se podrá llegar a la hora de almuerzo sin hambre ni ansiedad. Puede ser una fruta o un puñado de frutos secos.  

El almuerzo siempre se debe acompañar de abundantes verduras, principalmente verdes, carbohidratos integrales y una porción de proteína como carnes bajas en grasas, pescado, huevo o legumbres.

Durante la tarde consumir una merienda, la que puede ser otra lácteo bajo en grasa.   

Para la cena se aconseja consumir algo más liviano que al almuerzo, idealmente algo con proteína y verduras.   

La hora de comida es importante al momento de querer mejorar nuestro dormir. Esta se debe realizar al menos 2 horas antes de ir a la cama y evitar la cafeína y bebidad energéticas después de las 18.00 horas.

El plan de alimentación debe ir siempre acompañado de un plan de actividad física. La reducción de peso, específicamente de grasa corporal permitirá alcanzar una mejor calidad de vida y de sueño.

 

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