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Cambiaron la tradicional cena por un desayuno, pero no fue sólo el menú lo distinto en el Encuentro de la Industria de este año.

Las habituales críticas al gobierno, que incluso motivaron a la Pdta Bachelet a no asistir en 2015, esta vez fueron reemplazadas por un tono más conciliador.

Es el sello del nuevo presidente de la Sofofa, Bernardo Larraín, quien cambió las quejas por propuestas concretas para mejorar las políticas públicas, y la evaluación de impacto ambiental.

Bachelet recogió el guante, y dijo que pese a las críticas a la «hemorragia legislativa», como la llamó, aún hay espacio para un nuevo proyecto, una ley miscelánea pro inversión.

En un clima electoral áspero, cargado de acusaciones y amenazas, es alentador que el presidente de los industriales se reste de la trinchera electoral en que algunos empresarios se han sumergido.

Es lo que se espera de los dirigentes gremiales, en una democracia donde es la gente, y no algún poder fáctico, el que debe decidir quien gobierna.

 

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