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La empresa brasileña Odebrecht sigue dejando su reguero de muertos y heridos a través de la política sudamericana. Sólo que estas personas no son víctimas que hayan sufrido abusos o violaciones de derechos humanos. Al contrario, ellos son altas figuras públicas en siete países, que aceptaron ser coimeados y se corrompieron para favorecer contratos de la gigante constructora brasileña. 

Fuera de Brasil, ningún país sudamericano ha recibido un golpe tan grande por este escándalo como Perú. De los últimos cuatro presidentes peruanos, uno, Ollanta Humala, está preso; otro, Alejandro Toledo está fugado y se está solicitando su extradición; otro más, Alan García, está formalmente acusado de corromperse y quien detentaba la primera magistratura hasta hoy, Pedro Pablo Kucsinsky, acaba de renunciar por coletazos del mismo escándalo. 

El presidente de Perú, Kuscinsky, salvó hace unos meses de una votación parlamentaria que amenazaba destituirlo. Curiosamente, quienes lo salvaron fueron varios parlamentarios cercanos a Kenji Fujimori, hermano de Keiko y también hijo del ex presidente Alberto Fujimori, quien sufre una sentencia por violación de derechos humanos durante su presidencia.

Un video grabado subrepticiamente comenzó a circular hace dos días, mostrando la disposición de Kenji y sus aliados para votar en contra de la insistencia de destituir al presidente, a cambio de beneficios para algunos proyectos del departamento que representa Kenji y otros dos parlamentarios presentes en la reunión.

En la antesala de una potencial segunda votación para destituir a Kuscinsky, el video mostró  el rostro de un acto de corrupción política inaceptable. Asesores y parte del gabinete del presidente Kusincky debilitaron sus expresiones de apoyo al mandatario y, finalmente, antes de recibir el golpe destitutivo, Kusinscky renunció.¿Cómo sigue esta saga? Quién sabe, pero quien detenta serias posibilidades de ganar una elección presidencial es Keiko Fujimori, hermana de Kenji y, sí, aunque parezca increible, también figura vinculada a pagos de Odebrecht y se investiga su participación en la cadena de corrupción de la empresa brasileña.

En que momento se jodió el Perú, preguntó un personaje del libro Conversaciones en la Catedral, de Mario vargas Llosa. Muchos creen que, a juzgar por la seguidilla de mandatarios caídos y el peso de la corrupción en el aire, la pregunta debiera ser ¡cuándo se dejará de joder el Perú?
 

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