Día de la mujer: 5 desigualdades que la pandemia empeoró para las niñas y mujeres

Por CNN Chile

08.03.2021 / 10:10

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A un año del inicio de una de las partes más crudas de la historia actual, la pandemia ha marcado un antes y un después. Pese a que el virus no distingue género o etnia, sus efectos no fueron equitativos.


(CNN Español) – Todos los tipos de violencia contra las mujeres y niñas aumentaron desde que el coronavirus empezó a extenderse y a cobrar vidas de manera masiva, según una publicación de ONU Mujeres. Pero no esa no es la única amenaza: la pandemia se ha encargado de ponerlas contra las cuerdas frente a la pérdida de empleos, deserción escolar y riesgo de enfermedades mentales. Así que en este Día Internacional de la Mujer, rescatamos cinco desigualdades que la pandemia de COVID-19 empeoró para las mujeres.

Violencia

Una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia sexual o física en el mundo. Y aunque la cifra del 35% es bastante alta, no incluye el acoso sexual. ONU Mujeres advirtió que a raíz de la pandemia las llamadas a las líneas telefónicas de asistencia se han quintuplicado en algunos países. Todo por el aumento de la violencia doméstica.

En pocas palabras, algunas mujeres están encerradas con sus agresores, a la vez que quedan alejadas de personas y recursos que las pueden ayudar. A lo que hay que sumar que menos del 40% de las mujeres víctimas de violencia buscan algún tipo de ayuda. Otro factor que pesa es que desconocen a dónde pueden acudir para recibir servicios de apoyo.

 

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) calculó en abril de 2020 que por seis meses que se prolongue el confinamiento “se prevén 31 millones de casos más de violencia por razón de género“. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dijo en 2020 que de acuerdo con una encuesta realizada en seis países de América Latina entre el 60% y el 76% de las mujeres (cerca de 2 de cada 3) ha sido víctima de violencia por razones de género en distintos ámbitos de su vida.

Como el coronavirus, la violencia también ha cobrado vidas: todos los días, 137 mujeres son asesinadas por miembros de su familia. Si bien esta cifra de ONU Mujeres es previa a la pandemia a pesar de ser la más reciente disponible, es posible que haya aumentado debido a los confinamientos. Tendencia que se repite en América Latina, región que tiene 14 de los 25 países con los índices de feminicidios más altos del mundo, según un reporte de ONU Mujeres en 2018. El Observatorio de Igualdad de Género de la ONU para 24 países de la región registró que 4.640 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 2019.

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Trabajo

Uno de los primeros golpes que asestó el COVID-19 fue contra los empleos, en especial los de las mujeres. El secretario general de la ONU, António Guterres, señaló que en muchos países “la primera ola de despidos colectivos” fue grave en el sector de servicios. Justamente, donde las mujeres “están sobrerrepresentadas”.

En el caso de América Latina y el Caribe los despidos llegaron al 80% en 2019. Lo que significa que más mujeres en comparación a los hombres perdieron su trabajo. Y, por lo tanto, su sustento e independencia económica.

“Hay una brecha gigante entre hombres y mujeres en el sector laboral y en el sector económico, que se ha visto muy afectada por la pandemia”, señaló a CNN Catalina Calderón, directora de Latinoamérica y el Caribe de la ONG Women’s Equality Center, centrada en la libertad reproductiva de las mujeres.

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Calderón dijo que el hecho de que las mujeres estén perdiendo sus trabajos “tiene todo que ver con la violencia. En la mayoría de los casos, la violencia intrafamiliar tiene un altísimo peso económico”. La explicación de Calderón es que cuando las mujeres son económicamente independientes, hay un freno al control sobre ellas que ejercen sus parejas y que se traduce en violencia. Pero, cuando pierden sus trabajos, esa independencia se esfuma.

“La violencia arranca con el control de la no dependencia económica. Lo hemos visto en esta pandemia, las cifras de femicidio están altísimas“, insistió.

Ahora bien, el 70% del empleo de las mujeres en países en desarrollo está en el sector informal. Una situación que trae dos consecuencias: no tienen prestaciones sociales por su trabajo y la pandemia afectó la oferta que les permitía trabajar.

Según la ONU, el COVID-19 “afectará desproporcionadamente” a las mujeres porque “ganan menos, ahorran menos y tienen puestos de trabajo más vulnerables” que los hombres. En su más reciente informe, la Cepal registró que en 2020 empeoró la desigualdad en las tasas de ocupación y participación laboral, especialmente para las mujeres. De manera que “la injusta división sexual del trabajo y organización social del cuidado” atentan contra su autonomía y ejercicio de derechos.

Justamente, los confinamientos sobrecargaron las actividades no remuneradas de cuidado que ya desempeñaban las mujeres en el hogar. Antes de la pandemia, en un día promedio, ellas destinaban casi tres veces más tiempo en tareas domésticas no remuneradas que los hombres. Y la crisis de COVID-19 no cambió eso.

Según una encuesta realizada en 17 países en 2020, hombres y mujeres tomaron más responsabilidad en las tareas del hogar, pero la mayoría del trabajo continúa recayendo en ellas.

¿Sabías que el 70% de los trabajadores de salud, tan aplaudidos en medio de esta pandemia, son mujeres? ¿Y que a pesar de ser mayoría ganan menos que los hombres? La brecha salarial promedio en el sector salud está en el 28%, según la OMS. El trabajo de las mujeres contribuye US$ 3 billones a la salud mundial. Aunque, la mitad de esa cifra corresponde a labores de cuidados no remunerado. Además, con el COVID-19 llegó otra desigualdad: en algunos países las infecciones de coronavirus entre las trabajadoras de la salud son el doble que sus colegas hombres.

Educación

La Unesco proyectaba para 2020 que 11 millones de niñas podrían no volver a la escuela por cuenta de la pandemia. Para que te hagas una idea: eso equivale a la población total de Bolivia. Ahora, cuando una niña deja de recibir educación, eso la pone en riesgo de embarazos adolescentes, matrimonios precoces y forzados, abusos y violencia.

“Para muchas niñas, la escuela es más que una llave para un futuro mejor. Es un salvavidas“, sostiene la Unesco. Además, la ONU destacó que epidemias anteriores han demostrado que las adolescentes corren el riesgo de no regresar a estudiar incluso superada la crisis.

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Pero no es solo el riesgo de la deserción escolar. La carga de las labores de cuidados que aumentó el COVID-19 también recae sobre las niñas. Eso significa que podrían asumir tareas adicionales en el hogar, cuando ya dedicaban muchas más horas a estas labores que sus pares hombres, según la ONU.

Y el panorama solo se puede complicar si tenemos en cuenta que la pérdida abrupta de ingresos en los hogares generará presión para que los niños y adolescentes dejen la escuela y entren al mercado laboral por la necesidad de generar ingresos, advirtió la Unicef. Antes de la pandemia, ya eran millones de niñas las que no iban a lograr niveles mínimos de competencias, conocimientos y oportunidades para llevar una vida productiva plena.

Salud mental

Un estudio de la OMS reveló que la pandemia ha afectado o paralizado los servicios de salud mental esenciales del 93% de países. Lo que es especialmente preocupante en el caso de las mujeres que son víctimas de violencia doméstica. El 67% registró perturbaciones “en los servicios de orientación psicológica y de psicoterapia”. A eso se suma que las mujeres que enfrentan “una gran parte de la carga en el hogar y sufren unos efectos desproporcionados de forma más general”.

Una investigación publicada en la biblioteca de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH, por sus siglas en inglés) encontró que aquellas que experimentan violencia de su pareja, están embarazadas, en la etapa posparto o que sufrieron un aborto tienen un riesgo alto de desarrollar problemas de salud mental en medio de la pandemia.

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Derechos reproductivos

Solo en América Latina y el Caribe, 18 millones más de mujeres podrían perder el acceso a anticonceptivos modernos por la pandemia, según cálculos de ONU Mujeres. Y esto se debe a que muchos servicios de salud sexual y reproductiva, incluida la atención en maternidad y de violencia de género, se reasignaron para atender la crisis. Lo que, advirtió el organismo, generará un incremento en la mortalidad materna, en las tasas de embarazos adolescentes y de enfermedades de transmisión sexual.

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“Muchas mujeres en nuestra región toman pastillas anticonceptivas de manera escondida. Existen mitos en los que se piensa que la mujer que consume anticonceptivos tiene una alta probabilidad de ser infiel. Lo cual es absolutamente ridículo. La toma de anticonceptivos es una forma de garantizar nuestro derecho a decidir“, señaló Catalina Calderón de Women’s Equality Center.

Además, el Fondo de Población de las Naciones Unidas estima que habrá 7 millones de embarazos no deseados por cada seis meses que se extienda el confinamiento. “Por cada tres meses que se mantenga el confinamiento, habrá hasta 2 millones más de mujeres que no puedan utilizar anticonceptivos modernos”, advirtió la organización.

Y en la misma línea, Calderón aseguró que durante la pandemia se incrementaron en toda la región el acceso a abortos legales y seguros. “Hay que determinar cómo las barreras llegaron a ser tan altas que vamos a ver en los próximos dos años un resultado de esta pandemia”, dijo. En parte por las dificultades para acceder a un acompañamiento médico por la emergencia del covid-19. Además de “la estigmatización y juzgamiento en torno al aborto”, advirtió Calderón.