Corona, la reconocida marca de retail, ha sido pionera en el país a la hora de visibilizar otros cuerpos a través de la publicidad. Modelos como Mylenka Budrovich, discapacitada, y Javiera Wayne, de talla grande, han llegado a revolucionar una industria que se caracteriza por contar con estándares institucionalizados de belleza.
Siempre muy altas y siempre muy delgadas. Preferentemente caucásicas.
Durante décadas, estas han sido características comunes en el estereotipo visibilizado en medios de comunicación de masas como la televisión y las revistas de lo que debiese componer a una modelo. Sin embargo, si se llevase a cabo una comparación desde lo que fue la primera semana de la moda en la historia —que tuvo lugar en el año 1943 en Nueva York— hasta hoy, los cánones de belleza, al igual que las tendencias, han evolucionado. Y cada vez van surgiendo más firmas y diseñadores abiertos a derribar los patrones impuestos.
Con 22 años y poco convencionales 1.63 de altura, Javiera Wayne es uno de los nombres emergentes en el mundo del modelaje de tallas grandes en Chile. Y si bien señala que desde muy niña soñaba con el área artística y convertirse en modelo, actriz y cantante, la desalentó tanto el bullying que sufrió en el colegio debido a su físico —y que incluso le provocó bulimia y automutilación durante la adolescencia—, como el jamás haber visto a una modelo parecida a ella en la pantalla.
“Las personas siempre andan buscando sentirse parte de algo. Les gusta sentirse representadas y eso es lo que me encanta hacer. Darles un hogar desde mi parte. Me gusta hacer lo que hago y no solamente por la vitrina, sino por el mensaje que puedo dar. Cuando yo era chica, necesitaba a alguien que me dijera lo que digo yo ahora o lo que decimos con la Anto (Larraín) y Kever Star”, narra.
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También agradece el apoyo en redes sociales: “Me llegan hartos mensajes en los que me agradecen cosas en las que presencialmente nunca he estado. Me dicen que ahora ocupan traje de baño o shorts por mí, que no habían ido a la playa en mucho tiempo y ahora su vida ha cambiado por esto. También me han dicho que soy un referente y yo sólo he aportado con mi trabajo”, señala.
Su primera incursión seria en una campaña llegó casi de improviso. A comienzos del año pasado, mientras cumplía funciones como maquilladora de una marca de cosméticos, la contactó su agencia para decirle que una marca de retail chilena estaba interesada en hacerla parte de su team de modelos. “Ya llevo casi un año trabajando con ellos. Para mí, Corona es increíble, porque ha sido una de las pocas multitiendas en mostrar cuerpos distintos. Cuando me avisaron que había quedado, yo dije: ‘¡Por fin!’. Me preocupé de hacerlo bien e inspirar un sentimiento de pertenencia. Y al final, terminó dando frutos hermosos”, expresa.
Y también envía un mensaje a las tiendas que se rehúsan a evolucionar: “Te digo con firmeza que no hay vuelta atrás. La diversidad ya está impuesta y cualquier tienda que se abstenga de cambiar para un bien social, está destinada a morir. No tolero que me vengan a ofrecer hacer una campaña en Instagram y me digan que hay tallas para gente que es mi público y cuando voy, no hay talla ni para mí. Yo no lo acepto, porque no va conmigo ni con mi mensaje”, enfatiza.
Quien tuvo un rol predominante a la hora de tomar la decisión de fichar a Javiera fue precisamente una mujer: la publicista María Teresa Salamanca. Tras haber cimentado una amplia carrera en el ámbito publicitario de distintas tiendas de retail, hoy es gerente de marketing de Corona y gesta sus campañas publicitarias. “Sabemos que es el futuro. Hoy estamos trabajando en una comunicación mucho más directa, y al mismo tiempo más democrática, sin uso de estigmas”, comenta respecto a la decisión de cambiar el horizonte.
En la actualidad, Corona se posiciona como la tienda más inclusiva en el país. Tanto en sus spots en redes sociales como en campañas estacionales, es posible ver a modelos no sólo de talla grande, sino también transexuales, inmigrantes y en situación de discapacidad. Y pese a ser un gran avance a nivel local, siguen temores ante el desapego a lo estandarizado: “Hemos tratado de democratizar este discurso, pero nos cuesta un montón cuando todavía sigue la aspiracionalidad dando vuelta. Cuesta un montón que el resto lo entienda y empatice”, afirma.
María Teresa señala que ha tomado el ejemplo de marcas como Aerie y Primark, de origen estadounidense e irlandés respectivamente, que se han caracterizado por ser pioneras en entregar una palestra a las minorías multiculturales y sectores de la población históricamente invisibilizados en las estrategias publicitarias.
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Y tiene críticas ante el modo que la industria publicitaria ha afrontado la problemática: “Yo creo que nosotros somos reflejo y finalmente responsables de cuántas historias e inseguridades se han hilado a lo largo del tiempo. Llegó el minuto, a pedido del público, de que nos hagamos cargo del rol que tenemos. El enlace comunicacional que hay de cara a una sociedad que no tiene que ser todo el tiempo consumista y exige un trasfondo”, explica. Y da un ejemplo al respecto: “Siempre existió mucho estigma. ‘Dime qué usas y te diré quién eres’. No. Dime qué usas y qué importa qué uso. Por eso los supermercados han crecido tanto en vestuarios, porque la gente está cada vez más librepensante de la marca”, finaliza.
En redes sociales como Instagram, Corona presenta sus colecciones de ropa a través de personas muy heterogéneas entre sí. “Todos lucen la ropa por igual y con un precio accesible. En el fondo, lo más lindo es cómo conversa esto en una historia bastante normal de moda”, asegura María Teresa. Además de Javiera Wayne, la diversidad pisa terreno desde el fichaje de la modelo transexual de origen colombiano Helenia Milán, hasta el campeón de crossfit mundial Felipe Maturana, a quien además le fue amputada una pierna producto de un accidente vial.
Y justamente en representación del sector de la discapacidad posa entre las filas de sus spots audiovisuales la deportista porteña Mylenka Brudovich, de 34 años, quien practica velerismo y nació con una malformación llamada mielomenincele (también conocida como espina bífida) y asiste a la Teletón desde que tenía tres meses de edad. “Es una mal formación en la columna que, en síntesis, nos afecta casi lo mismo que una persona con paraplejía o tetraplejia, pero según el nivel en donde esté la lesión en nuestra columna, es la lesión que uno va a tener”, explica.
Pese a que utilizó bastones hasta los 23 años, hoy depende de una silla de ruedas para movilizarse y reconoce que le pesó cuando se trató de accesibilidad a vestimenta. “Más que costarme encontrar ropa, lo que me ha costado mucho es el hecho de no poder probarlas, porque los probadores no son aptos para uno”. Dentro de ese universo, también sitúa la falta de accesibilidad en el área de la salud, pues aunque Mylenka fue dada de alta de Teletón, hoy sigue asistiendo de manera regular al centro para tratarse con nutricionistas. Esto se debe a que sigue siendo el único lugar correctamente implementado para que pueda pesarse.
En torno a sus requerimientos de la industria, señala que, si bien no tiene grandes contratiempos a la hora de encontrar ropa de acuerdo a sus características físicas, los zapatos sí le son un problema. “Al no caminar, mis pies son más anchos y los zapatos son muy angostos o el empeine es muy bajo. Tengo que fijarme harto en las costuras, porque como no tengo sensibilidad en los pies, tengo que evitar que me salgan heridas. Ya me pasó una vez y casi me tienen que amputar el pie”.
Y profundiza respecto a aquella ocasión: “Tuve una escara en un dedo del pie producto del roce de una zapatilla. Y como tengo mala cicatrización, después de un año, eso se complicó y pensaron que tenía una infección dentro. Y cuando la infección llega al hueso, la única solución es cortarlo. En parte fue lo que me pasó en la cadera, por eso quedé en silla de ruedas. Me dio una infección en la cadera de mi pierna de apoyo y me tuvieron que sacar la cabeza del fémur. Entonces claro, uno tiene que tener harto cuidado, por lo menos yo, con el roce de la ropa y los zapatos”.
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Abriendo paso a una inclusión al menos mediática, Mylenka participó en la primera versión del Miss Chile Inclusive, realizada el año pasado, e incluso fichó como modelo de la firma Agencia de Modelaje Inclusivo, siendo contactada por la multitienda a través de ella. “Sería muy bueno que otras marcas lo repitieran, no solamente como un spot publicitario, sino algo permanente y constante. Y tener dentro de su staff de modelos a alguien así”.
Y habla, además, de la importancia de reflejar que las personas con situación de discapacidad también son parte de la población y se preocupan de un rasgo tan básico como el vestir: “Nosotras también nos preocupamos de la ropa y vernos bien, y eso empodera a más chicas. Es superficial, pero tiene un trasfondo. Por eso es tan interesante la propuesta de Corona. Más que modelar para vernos bonitas y mostrar la ropa, es para demostrar el empoderamiento que podemos tener y darle ese mensaje a otras chicas y chicos que están en su casa y a lo mejor no se tienen mucha fe, con una autoestima baja y dicen ‘cómo me voy a poner esto, nada me va a quedar bien’”, asegura.
Finalmente, emite una opinión hacia la sociedad en general y las denominaciones que existen para quienes cuentan con malformaciones, enfermedades o amputaciones.
“Eso de capacidades diferentes o distintas me suena como si fuésemos superhéroes y tuviésemos súperpoderes. En realidad, tenemos las mismas capacidades, sólo hacemos las cosas de otra manera. Por ejemplo, tengo una amiga que no tiene brazos y cuenta con las mismas capacidades que todos para escribir y pintar, pero lo hace con sus pies. Entonces, para mí, no son capacidades diferentes, son las mismas capacidades, solamente que de otra manera. A mí no me afecta el término que ocupen hacia mí, pero siento que la manera más correcta es como se está usando ahora, que es ‘personas con discapacidad o personas en situación de discapacidad’. Pero ‘minusválidos’ o ‘lisiados’ no”, cierra.