La primera entrenadora de fútbol chilena en la década de los '80, y que también dirigió a algunas de las mundialistas de Francia 2019, se refiere a los objetivos que debieran lograr las nuevas generaciones que se integran a este deporte, donde cada vez se abren nuevos espacios.
Hay tres momentos que Isabel Berríos destaca en su carrera: cuando en 2002 ingresó como alumna al Instituto Nacional del Fútbol (INAF), su egreso en 2006 con la distinción máxima y cuando la llamaron a la Selección. “Fue como la gloria, como tocar el cielo”, recuerda.
La primera entrenadora profesional de fútbol de Chile partió jugando pichangas en el barrio junto a sus hermanos, luego se integró al primer equipo de fútbol femenino del país que creó la U. de Chile en 1986, hasta que en 1991 se presentó con otras 500 mujeres al llamado para ser parte de la primera selección femenina. Y quedó.
Al mando de la Roja compitieron en el sudamericano femenino de Brasil donde tuvieron una muy buena participación, aunque sin alcanzar la clasificación para el Mundial de Estados Unidos.
Fue víctima de todos los prejuicios que existían y que aún perduran en algunos, respecto a la participación de mujeres en un deporte “tradicionalmente de hombres”. Pero nada de eso fue obstáculo, aunque reconoce que “nos costó muchísimo”.
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Una vez que egresó como entrenadora del INAF “con el segundo mejor promedio del curso”, inició la segunda fase de su carrera donde “más que convencer al resto de lo buena o capaz que yo puedo ser, trato de mejorarme y de superarme yo misma”.
Berríos formó deportivamente a gran parte de las jugadoras de la exitosa selección femenina, la primera en clasificar a un mundial FIFA, el de Francia 2019. “Nosotras partimos con niñas de 12 años y ahí llegaron a entrenar la Carla Guerrero, Cote Rojas, la Chica Parraguirre, que son chicas que han sido seleccionadas”.
Hoy Isabel Berríos sigue ligada a la Universidad de Chile como entrenadora del Sueño Azul, una escuela de fútbol inclusiva para niños con Síndrome de Down y otra que trabaja con jóvenes en la comuna de Maipú.
Tras un largo camino recorrido, esta “súper chilena” pionera, que abrió puertas a las mujeres en un ámbito deportivo hegemonizado por hombres reflexiona que “deseo que muchas mujeres lleguen al fútbol, que el día de mañana, ojalá, haya muchas mujeres interesadas en que esto surja y que el día de mañana podamos vivir del fútbol y podamos ganar buenos sueldos en el fútbol y sueño que no nos cueste tanto”.
Las autoridades advierten que el número de fallecidos podría aumentar, dado que aún hay muchas personas desaparecidas y las condiciones complicadas para la búsqueda.
