Con un nuevo estilo gráfico y mecánicas de combate reinventadas, The Veilguard busca hacerse un espacio entre los RPG más ambiciosos de la época. Revisa qué dijo su director creativo aquí.
En conversación con CNN Bits, el director creativo de Dragon Age: The Veilguard, de largo aliento en la saga, habló sobre el recién estrenado juego y anticipó algunos puntos que podrían ser clave para que los jugadores indecisos diriman cuál podría ser su próxima gran experiencia videojueguil.
De entrada, Epler anticipó que esta es “sin duda” la entrada más oscura de la saga, y que las nuevas competencias técnicas que trae consigo el motor Frostbite colaboraron en gran medida para ambientar Thedas en esta cruzada para salvar el mundo.
Una de las primeras cosas que llaman la atención para los entendidos en la materia es el cambio de estética de personajes a una más caricaturesca, con cabezas más grandes y atuendos más coloridos que en entregas como Inquisition y Origins. Así también con algunas de la principales mecánicas del mismo.
Donde los antiguos Dragon Age optaban por mecánicas más estratégicas, Veilguard tomó una ruta más inclinada a lo espectacular, con parrys y finishers bombásticos que, según Epler, resultarán muy satisfactorios para el jugador.
En línea de dichos cambios, consultamos a John Epler si es que es posible disfrutar este juego a concho sin haber alguna vez tocado un Dragon Age, la respuesta fue concisa: “Por supuesto”.
“Uno de nuestros objetivos era lograr que los jugadores se empaparan con la historia del universo DA, eso presentaba un desafío: ¿cómo logramos que los fans nuevos y los antiguos disfruten por igual? explicando lo suficiente para ilustrar al novato pero no demasiado como para aburrir al veterano”, explicó el director.
Finalmente, Epler invitó a todo el mundo a probar la experiencia Dragon Age, en el juego “más espectacular y más ambicioso” que han desarrollado hasta la fecha.
En Cuestión de Opinión, el conductor de CNN Chile Radio comentó la importancia de los permisos razonables para la construcción de estructuras. Esto a raíz del mortal derrumbe en Argentina, cuya causa habría sido trabajos clandestinos.
