Arrowhead Studios no dimensionó rotundo éxito que sería su juego, tanto en jugabilidad como en el alcance que tuvo en una comunidad que parece cada vez más inclinada a preferir la camaradería y los momentos de interacción humana que solo un juego cooperativo puede brindar.
La camaradería marcó un precedente inusitado en una industria del videojuego que, de un momento a otro, pareciera haberse inclinado drásticamente a los juegos cooperativos de todos los géneros.
Desde los gritos de batalla en Mordhau y Chivalry hasta el cómico terror retratado por el lúgubre universo de Lethal Company, el multijugador cooperativo ha experimentado un resurgimiento como ningún otro con el que se ha tomado el mercado.
Helldivers 2 se estrenó el pasado 8 de febrero y arrasó en el top de ventas de Steam, rápidamente colocándose en el primer puesto y destronando a gigantes como Call of Duty y FC24.
Todo esto resalta la interrogante: ¿Qué hizo Arrowhead para desarrollar un juego con un éxito con un éxito tal como el que alcanzó?
El juego es rápido en todo sentido, ni siquiera tiene un menú tradicional. Lo primero que ves cuando ingresas es un campo de pruebas militares en el que aprendes lo básico del movimiento, las distintas modalidades de disparo típicas de un shooter y, por supuesto, la mecánica de ‘dive’ -piquero- que le da sentido al ‘divers’ de su nombre.
La secuencia dura no más de cinco minutos que acaban con la máxima condecoración: tu propia capa, una prenda que funge como más que un cosmético, es una marca que te identifica como miembro de una comunidad, como si de una propaganda del Tío Sam se tratase.
Luego, de lleno a la acción, eres transportado a tu propia nave que puedes bautizar con dos palabras de una biblioteca que el juego te dispone, todas derivadas de los conceptos libertad y democracia.
Tan rápido como entras en la acción, el juego comienza a enseñarte las distintas metas a lograr, tanto a nivel personal como de comunidad.
Helldivers 2 tiene la particularidad de que todos los jugadores reman hacia el mismo lado: Liberar la galaxia de las principales amenazas que acomplejan el desarrollo de la humanidad.
Si miras por la ventana de la nave, puedes ver muchas otras orbitando los distintos planetas en los que se desarrolla el juego, así también cuando te lanzas a una nueva campaña. La cápsula de aterrizaje entra a la atmósfera y de fondo, se ven decenas de otras cayendo en otras regiones del mundo al que acabas de llegar.
Para quienes fueron jóvenes en la década de los ’90, es difícil no ver la inspiración que recoge Helldivers 2 de Starship Troopers, una película de ciencia ficción que ubica a la humanidad en una guerra intergaláctica con una raza alien con aspecto insecto.
El filme es una clara parodia el chovinismo y al patriotismo exagerado estadounidense, los protagonistas pelean en un conflicto mucho más grande que ellos mismos y se empapan del espíritu peleador terrícola impuesto por la Federación de Humanos Unidos.
Starship Troopers (1997) / Helldivers 2 (2024)
Este juego logra retratar de manera muy clara el motto “i’m doing my part” de la película, mostrándote el porcentaje de cuánto influyó la misión que completaste al progreso total de liberación del planeta sobre el que se está haciendo campaña, en proporciones tan ridículas como 0,000001% del 100%.
Lo gracioso es que esa cifra sí se acumula y, entre más misiones haces, más avanza. Cerca de una decena de mapas ya han sido completados, de hecho.
Una de las partes más atractivas de Helldivers 2 son los despliegues de utilidad en el campo de batalla llamados “estratagemas“, que pueden ir desde una metralleta ligeramente más grande a la usual a una bomba de 500 kilos que un avión militar lanza a la dirección que comandes.
Llamar una estratagema requiere soltar el arma e ingresar rápidamente una secuencia de comandos con las flechas del teclado.
Ejemplos de ello:
Otras secuencias más complicadas las puedes ir desbloqueando conforme avances en el juego, cada una más efectiva en acabar con enemigos que la anterior.
Sin embargo, la verdadera diversión no recae siempre en jugar bien. La verdad es que algunas de las situaciones más memorables de la experiencia son precisamente lo opuesto: comandarlas muy mal o en un momento muy inadecuado.
Es ley no escrita que en cada escuadrón de Helldivers 2 hay un miembro que no deja de llamar ataques aéreos que, sí, acaban con la infantería enemiga, pero también vuelan en pedazos a sus propios camaradas.
De igual forma, eso está dentro de lo esperado. Un escuadrón de cuatro jugadores tiene alrededor de 20 vidas en total para llevar a cabo su misión, por lo que la muerte no es realmente un inconveniente tan grande. Incluso hay veces en que vale la pena aislarte del equipo y atraer a todos los bichos o robots para llamar la bomba de 500 kg encima de ti y efectuar un glorioso sacrificio por la Supertierra.
Este juego, a casi dos meses desde su lanzamiento, sigue teniendo asperezas que pueden matar la experiencia.
Considerando que hay campañas que pueden extenderse por más de una hora, no hay nada más frustrante que estar completando una de ellas y que, de pronto, un error te devuelva al menú principal y tire todo el progreso a la basura. Eso sin contar numerosos bugs que aparecen en cada sesión de juego.
Y considerando todo lo anterior, de alguna forma a la comunidad del juego parecen no importarle estas asperezas. Foros y otros espacios de conversación han llegado al consenso de que simplemente “es parte de” y que no es una actitud democrática “quejarse por pequeñeces”.
Al final del día, Helldivers 2 cumple muchos papeles en la industria, es una aventura cooperativa emocionante, un concepto clásico aplicado en una fórmula altamente innovadora, es también un foco de risa gracias a esas desprolijidades que tornan ridículo el contexto del juego y es también, un juego muy divertido.
Con las actualizaciones constantes que recibe y la buena recepción de un público que está dispuesto a tolerar inconvenientes en beneficio a las desarrolladoras que buscan salir del molde, no cabe duda que Helldivers 2 seguirá siendo un éxito por un buen tiempo más.
Experto en política estadounidense y ex subsecretario de Asuntos Hemisféricos de EE.UU., el cientista político chileno analiza las elecciones presidenciales y su impacto en la relación de EE.UU. con América Latina.
