La militante de RD, electa por arrastre gracias a su dupla con Jaime Bassa, cuenta a CNN Chile sus definiciones para la redacción de la nueva Carta Magna y hace un análisis sobre el proceso de transformación que vive el país. "Están cambiando todos los parámetros. Eso representa un descolonialismo, el encontrar nuestra propia identidad", dice.
Mi nombre es María José Oyarzún (RD), tengo 38 años y fui elegida por el distrito 7 para integrar la Convención Constitucional. Soy profesora de Filosofía. Hacía clases en la U. de Viña del Mar y era parte de la secretaría ejecutiva de la Asociación Parque Cultural de Valparaíso. Todavía lo soy, pero me tengo que retirar. Fui también parte de la dirección del centro de alumnos del Instituto de Filosofía.
Soy fundadora de Revolución Democrática de Valparaíso. Hemos trabajado en distintos espacios, en organizaciones sociales, participamos del movimiento No + AFP, tratando de salvar la Plaza Victoria y en distintos movimientos que se han dado a lo largo de la historia de Valparaíso.
Parte de lo que RD estableció como uno de sus objetivos fue el cambio constitucional y, para eso, nos sumamos a “Marca tu voto”. Fui parte, en conjunto con Jaime Bassa, de la dirección nacional de la campaña, en el año 2013. Fuimos parte de los apoderados e impulsores del movimiento y nos tocó articular la bancada en el Congreso. RD tenía en su horizonte, desde un principio, cambiar la Constitución y se generaron distintos tipos de acciones en busca de esta nueva Carta Magna.
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Yo soy feminista desde hace mucho tiempo, desde el año 2008, cuando el feminismo no tenía tanta masividad como la tiene hoy. En términos de activismo, soy creadora de la primera biblioteca feminista de la Universidad de Valparaíso, en 2008. Creo que es una de las cosas más importantes que se han hecho, porque hasta ese entonces no existían bibliotecas con temas de feminismo en el interior de las universidades. Esa, yo creo, fue la primera acción. El resto tienen que ver con el ámbito académico.
Fui profesora de feminismo del año 2014 hasta el año 2020 en la Universidad de Viña del Mar y también hice clases en la Universidad de Valparaíso.
He hecho trabajos con las feministas, que tenían que ver con la Red de Estudio Feminista y lo último, fue un círculo de mujeres en la población Lautaro, con las que trabajamos uno o dos años.
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La campaña que hicimos fue más territorial y tratamos de hacerla también a través de redes sociales. Con un puerta a puerta, contamos qué era el proceso constituyente, porque había mucha desinformación en un principio.
La Lista Apruebo Dignidad tuvo un diseño muy abierto, que leyó bien el momento y que tenía relación con la independencia, con los movimientos sociales, con la experticia de aquellos que habían estado durante años tratando de cambiar la Constitución y creo que eso la favorece mucho.
Hubo una buena lectura del momento y se entendió lo que Chile estaba solicitando y exigiendo y creo que hay una transformación en nuestro país. Estamos bajo un proceso de cambios. Yo creo que es un proceso revolucionario. Están cambiando todos los parámetros. Creo que es un país que se sabe distinto. Hay nuevas corrientes de pensamiento que han sido bastante vanguardistas. El feminismo, por ejemplo, es un feminismo de vanguardia. También creo que hoy más que nunca, Chile siente que tiene una deuda con sus pueblos originarios. Creo que a mi parecer eso representa un descolonialismo, el encontrar nuestra propia identidad.
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Yo salí electa por arrastre. Constanza Valdés fue la mujer más votada en el D7, pero fue una de las perjudicadas por el sistema de corrección. Es sumamente importante la presencia de personas trans dentro de la Convención y creo que se debería haber asignado también un sistema y una cuota especial, a su vez, también a quienes tienen discapacidad. Creo que mientras más diversas sean las representaciones democráticas, más avanzamos hacia la inclusión de todos, todas y todes.
En la Constitución hay deudas particularmente con la mayoría de la gente, con el mundo popular. Creo que hay una deuda enorme que ha existido de forma sistemática, el mancillar la vida de algunos que nacen sin ninguna oportunidad. Hay seres humanos en Chile que no tienen derecho a soñar, a proyectar su vida, a imaginarse de forma distinta, porque no existen los recursos ni la preocupación del Estado. Esa es una deuda que tiene que ver con los derechos fundamentales, que esperamos defender de manera fuerte en la Convención.
También existe una deuda con las mujeres, que hemos tenido un pasado, una herencia, súper dura, con falta de oportunidades y de incluso pensar que nuestra vida es para otras personas. Muchas mujeres son dueñas de casa y viven en función de sus hijos, familias, esposos, sin que el Estado se haga cargo de lo que eso significa. Además de los derechos sexuales y reproductivos y el derecho a decidir con respecto a mi cuerpo, también hay una deuda con todas las diversidades, sobre todo los reconocimientos a las distintas identidades que existen y con los pueblos originarios. Esas son áreas que me gustaría trabajar, que son sensibles en nuestro país y a los ojos del mundo.
Vamos a trabajar codo a codo a la Municipalidad de Viña del Mar. La idea es trabajar de forma conjunta. Yo sé que Macarena Ripamonti está armando un municipio que está a disposición de la Constitución. El objetivo es pensar en un municipio constituyente que incorpore la participación ciudadana. No descarto un trabajo mancomunado con Jorge Sharp y con todo el distrito, donde hay cinco municipios que están súper dispuestos a trabajar de la mano con los constituyentes.