A propósito de la aprobación del derecho a la vivienda, en septiembre del año pasado el único arquitecto chileno ganador del Pritzker, también conocido como "el Nobel de la arquitectura", visitó el órgano constituyente para exponer acerca de la urbanidad y comunidad en torno a la vivienda, que ahora han sido plasmadas en un nuevo título con 11 lecciones aprendidas en su carrera.
En medio del proceso de votaciones de derechos fundamentales en la Convención Constitucional, el pasado martes pasó al borrador de la nueva Constitución el derecho a la vivienda, cuyo artículo n°4 consigna: “Toda persona tiene el derecho a una vivienda digna y adecuada, que permita el libre desarrollo de una vida personal, familiar y comunitaria (…)”.
En dicho contexto, resalta el nuevo libro de Alejandro Aravena, ¿Cómo vamos a vivir juntos?, publicado bajo editorial Planeta, en que el único arquitecto chileno ganador del Pritzker (también conocido como “el Nobel de la arquitectura”) comparte 11 lecciones aprendidas en proyectos de diseño participativo llevados a cabo por ELEMENTAL, oficina de arquitectura que dirige y desde la cual ha trabajado en viviendas sociales. Así, entrega las claves para reescribir las reglas de la vida en común de cara a una nueva Constitución.
De hecho, en septiembre de 2021 Aravena fue invitado al órgano constituyente junto a la entonces experta en cambio climático y actual ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas. En la oportunidad, Aravena hizo una exposición con el mismo título de su libro, centrada en compartir con los constituyentes reflexiones sobre la urbanidad y comunidad en torno a la vivienda: “La pregunta de cómo vivir juntos no es demasiado diferente a la pregunta que nosotros como arquitectos tenemos frente al papel en blanco: ¿Cómo hará una familia para vivir juntos en una casa? Un grupo de familia en un pasaje, un edificio, ¿cómo se vive juntos en un barrio, en la ciudad o en el territorio?”.
Así, sobre el trabajo de ELEMENTAL en torno a viviendas sociales, que no ha estado exento de traspiés, el laureado arquitecto expresó: “Si uno juzga las acciones, sin darse el trabajo de entender el contexto, sobre todo las intenciones, probablemente a punta de acciones puras, no queda nadie con el que se pueda dialogar”. Además, puso énfasis en la importancia de asegurar viviendas dignas para la población más vulnerable: “El mercado no es capaz de cuidar el bien común (…) El Estado, puede cuidar esos estándares, pero es demasiado lento y poco fino, no puede entrar a la enorme diversidad de necesidades. Pero hay una tercera vía, la confianza en la gente“, subrayando que “las personas son parte de la solución, no parte del problema“.
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En su nuevo libro, Aravena ha planteado que, al menos, existe medio millón de unidades de vivienda que no tienen las condiciones mínimas para que una familia pueda vivir bien, lo que viene acompañado del “aumento de campamentos, hacinamiento y déficit cualitativo de la vivienda”.
En esa línea, manifestó que es necesario “entender que el problema no es solo económico“, ya que “la acumulación de presión social tiene componentes muy concretas y medibles de estándares urbanos, pero también dimensiones intangibles y simbólicas” igualmente importantes.
Finalmente, en cuanto a prioridades, el arquitecto sostuvo: “¿Qué debiera venir primero y que se puede completar después? Bueno, nadie mejor que las propias familias para establecerlo, no solo por una cuestión de participación democrática, sino porque hay experiencias de vida que una y otra vez han destilado una sabiduría para enfrentar recursos escasos“.