Un solo periodo de aislamiento no sería suficiente para frenar el avance del COVID-19 en el mundo, según asegura un estudio publicado en la revista Science. Señala que es posible mantener la medida, de forma total o intermitente, hasta por dos años más y advierte que los próximos brotes podrían ser más grandes si no se toman precauciones.
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Un estudio publicado por la revista Science asegura que no basta con un periodo de cuarentena para frenar la propagación del virus, sino que podría tratarse de varios periodos que se extenderían hasta el 2022, ya sea de manera prolongada o intermitente.
Científicos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, simularon la trayectoria de la pandemia en un sistema computacional y concluyeron que el COVID-19 se volverá estacional, tal como otros agentes que provocan resfríos comunes, con altas tasas de transmisión durante los meses más fríos.
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“Sin tratamientos farmacéuticos disponibles, las intervenciones se han centrado en el rastreo de contactos, la cuarentena y el distanciamiento social. La intensidad requerida, la duración y la urgencia de estas respuestas dependerán tanto de cómo se desarrolle la onda pandémica inicial como de la dinámica de transmisión posterior del SARS-CoV-2″, reza parte del estudio.
Además, el informe advierte que los próximos brotes de la enfermedad podrían ser incluso más grandes que el actual, si es que no se toman continuamente restricciones y medidas preventivas.
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Uno de los escenarios que mostró el análisis evidenció que, de no encontrarse una vacuna o un tratamiento efectivo pronto, podrían haber nuevos brotes de la enfermedad incluso hasta 2025.
También compararon la situación con el brote de la enfermedad del SARS, que afectó durante los años 2002 y 2003, principalmente a zonas de China, Hong Kong y Vietnam, en la que hubo una tasa promedio de mortalidad global de 13%. En 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó el virus como un SARS-CoV, un tipo de coronavirus no conocido con anterioridad en seres humanos.
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Desde ese hecho, los datos escalables arrojaron que era poco probable que la inmunidad fuera lo suficientemente fuerte y se extienda en el tiempo, como para que el COVID-19 se extinga después de la ola inicial, como ocurrió con el caso del primer coronavirus.
“Las infecciones se propagan cuando hay dos cosas: personas infectadas y personas susceptibles. A menos que haya una cantidad enormemente mayor de inmunidad de lo que sabemos, la mayoría de la población seguirá siendo susceptible (…) Predecir el final de la pandemia a mediados de 2020 no es consistente con lo que sabemos sobre la propagación de infecciones”, explicó Marc Lipsitch, profesor de epidemiología en Harvard y co autor del estudio.
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Sin embargo, el epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Edimburgo, Mark Woolhouse, dijo que “es importante reconocer que (el estudio) es un modelo; es consistente con los datos actuales, pero no obstante se basa en una serie de suposiciones, por ejemplo, sobre la inmunidad adquirida, que aún no se han confirmado”.