El invento del establecimiento sólo permitía a 14 de los 36 estudiantes que reciben por sala. “No será efectivo bajo ningún punto de vista”, aseguró la sostenedora.
Con tubos de PVC y láminas de plástico transparentes, el Colegio Academia Pozo Almonte intentó armar cubículos que garantizaran la distancia física entre los alumnos en caso de concretarse el regreso a clases.
Los puestos estaban separados por un metro de distancia, con lo que sólo cabían 14 de los 36 estudiantes que hay por sala. Con esto, la sostenedora del establecimiento, Miriam Cabalín, dio el experimento por fracasado.
“Lo que hicimos con las mesas, fue un invento. Compramos material para ver qué tan efectivo era, y la verdad es que esto no será efectivo bajo ningún punto de vista”, dijo a La Tercera.
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Cabalín explicó que intentaron acondicionar la sala de clases para el retorno a los colegios anunciado por el Gobierno para mayo. Sin embargo, con esto el 60% de los alumnos quedaría fuera.
“Estamos bien desesperados de ver cómo protegemos a los niños, pero el regreso a clases es algo bien utópico”, dijo.
El Consejo Asesor COVID-19 recomendó a las autoridades ubicar 20 niños por sala en caso de retornar a clases. De acuerdo a datos del Ministerio de Educación, sólo una de cada tres salas del país recibe a esa cantidad de estudiantes.
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