En las últimas semanas, muchas empresas han debido adaptarse al trabajo a distancia, no sólo en Chile sino que en todo el planeta. El consultor económico Diego Ayau destaca esta modalidad no sólo ofrece ventajas a las compañías (y, hoy por hoy, a la salud pública), sino también a los empleados.
A nivel planetario, la pandemia del coronavirus ha obligado a millones de personas a permanecer aisladas en sus hogares. Por ello, en la medida que aumenta la cifra de contagiados también ha crecido el número de empresas que ofrecen a sus trabajadores la oportunidad de realizar sus labores a distancia.
En este sentido, el teletrabajo -también denominado home office- ha cobrado una gran relevancia y Chile no ha sido la excepción. La presión por fomentar el aislamiento preventivo es tal que, incluso, el Centro de Investigación Ames de la Nasa estableció por primera vez este sistema de trabajo, luego que un empleado diera positivo en el examen de detección del COVID-19.
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El destacado experto y consultor económico Diego Ayau explica que para las empresas chilenas esta modalidad de trabajo constituye un efectivo sistema de prevención del contagio del virus, además de servir como preparación para el momento en que decreten cuarentena total de la población.
“Desde mi perspectiva, cualquier organización o empresa que desee alcanzar el éxito debe vela, en primer lugar, por la salud y seguridad de sus empleados. En ese sentido, si te fijas bien, son las empresas con mayor valoración social las que primero han implementado esta flexibilización laboral del teletrabajo”, señaló el experto.
Además, Diego Ayau explicó que para el personal de las diferentes compañías y empresas, el home office ofrece grandes beneficios, como la posibilidad de mayor equilibrio entre su vida personal y laboral, disminución del nivel de gastos en movilización, y aumento comprobado de la productividad.
Coronavirus y teletrabajo: ¿un cambio de paradigma?
Desde su propia vereda, Pablo Sagredo, psicólogo laboral de una empresa de reclutamiento y selección de personal, explica que la opción de esa compañía fue ofrecer a los trabajadores la posibilidad que dos días a la semana trabajaran a distancia, y los otros tres concurrieran a las dependencias de la empresa.
“Hasta el momento nos ha funcionado bien este sistema. Todo fluye naturalmente si en una organización hay suficiente voluntad de las partes que la integran”, declara el profesional.
En tanto, Natalia Hidalgo, vendedora de una conocida tienda de construcción y decoración, señala que en la empresa le dieron todas las facilidades para realizar un aislamiento preventivo en su hogar, efectuando una parte de sus labores de manera remota. “Ante una emergencia sanitaria como la que estamos viviendo en todo el planeta, es fundamental que jefes y trabajadores seamos responsables, y nos cuidemos entre todos”, asegura.
Según las estadísticas proporcionadas por la consultora multinacional de Recursos Humanos, Randstad, a partir de octubre de 2019, luego del 18-O, un 48 % de las compañías en nuestro país implementaron el home office para resguardar la seguridad de sus empleados, ante los frecuentes problemas de traslado para llegar a sus trabajos u hogares.
En tanto, a nivel mundial, se calcula que varios millones de personas, especialmente en China, Europa y Estados Unidos, realizan actualmente sus labores de forma remota, sin que ello haya afectado negativamente la productividad de las empresas, más bien todo lo contrario.
Diego Ayau comenta que, teniendo estas cifras en mente, podríamos estar ante el inicio de un cambio de paradigma en las relaciones laborales. “De la crisis suscitada por el coronavirus ninguna empresa o microempresa saldrá igual a como entró. Las condiciones sanitarias las han obligado a hacer cambios importantes en su funcionamiento. En este sentido, adaptarse, flexibilizar condiciones y ser creativos parecen ser las mayores exigencias para quienes pretendan fortalecerse ante la adversidad”, concluye el experto.
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