Paloma Ávila, directora de CNN Futuro, es premiada por el Colegio de Ingenieros por su aporte al desarrollo del país
La periodista fue galardonada por haber dejado huella en la ingeniería y en el desarrollo del país.
El periodista y conductor de Última Mirada comparte algunas de las producciones que, considera, permiten conocer de dónde vienen todas aquellas ideas, prejuicios y miedos que tenemos en nuestras cabezas. Todas están disponibles en Netflix.
Me han pedido de CNN Chile, porque saben que no duermo y veo seis series simultáneamente, que recomiende algunas que puedan tener valor agregado cuando la familia está en cuarentena.
Entendiendo que esta sugerencia sólo abarca a quienes están suscritos a Netflix, aunque varios de estos shows están gratuitos en YouTube y otras plataformas disponibles sin pago, y que necesitan algo de astucia para acceder a ellas, voy a recomendar algunos documentales, para niños pequeños y adolescentes, sobre materias que sirven para formar opinión, para decidir orientaciones profesionales futuras, para generar conocimiento o simplemente para asombrarse con lo increíble que es el mundo donde vivimos.
Partamos de lo general a lo particular. Todos están disponibles en Netflix.
Nuestro Mundo. Con una calidad audiovisual difícil de encontrar y con, a mí modo de ver, la mejor y más creíble voz en off de todos los documentales sobre la naturaleza: David Attenborough. Para las versiones de España y de Latinoamérica, las narradoras son Penélope Cruz y Salma Hayek respectivamente.
Nuestro Planeta establece la base de nuestra realidad actual, clima por clima, en agua y tierra, en selva y desierto. El documental, de 8 capítulos, dedica cada uno a un tipo de biodiversidad particular. Más el de introducción, que hace una revisión general del planeta Tierra.
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El punto de vista del narrador no es neutro, se pide cuidado y se advierte de cómo hemos paulatinamente degradado la biodiversidad del único planeta que nos alberga. Our Planet ganó dos premios Emmy: por documental excepcional de series de no ficción y por excepcional narración de documental, otorgada a Sir David Attenborough.
Véalo en familia, discútanlo, armen polémicas familiares si cabe el caso, pero no lo vean como película, porque no es. Se trata de una brutal advertencia, con cuenta regresiva, acerca de cómo algo que parecía de una estabilidad eterna se volvió frágil, a riesgo de perderlo, en gran medida por la conducta repetida de sus principales beneficiarios.
Un programa ecléctico y fascinante. Donde se reciben preguntas sobre todo tipo de cosas, desde la astronomía hasta las bacterias. De cómo sabe la aspirina y cómo llegar al dolor hasta la forma cómo hoy chateamos en las redes sociales.
Tiene 13 capítulos y una variedad de temas muy amplia, sin transformar los contenidos en sábanas complicadas, con ecuaciones y explicaciones inentendibles.
Mi favorito es uno que se llama Gánale a tus padres, donde se presentan una serie de desafíos, de ingenio, puzzles mentales y situaciones que demandan reunir evidencia y generar conclusiones, a fin de resolver problemas. Quién lo hace primero es importante, porque es un juego, pero mucho más lo es cómo se razona: qué se considera evidencia y qué conjetura o fake news.
Y, lo más importante, una vez convencido por una alternativa, jugarse el pellejo, basado en fundamentos.
Un show increíble, realmente alucinante. Mitad comedia, mitad historia. La parte de la comedia la dan los alumnos de una clase que se transforman en personajes históricos para enseñar quiénes fueron y cuál fue su contribución a la humanidad.
Cohabitan Albert Einstein con la Reina Victoria, Benjamin Franklin y Mahatma Ghandi. Los alumnos se transforman en sus personajes, se disfrazan de ellos y actúan como si ellos estuvieran aquí, con altas dosis de humor y llenos de contenido histórico para aprender sin dejar de sonreír.
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En los años ’70 había un show en la televisión pública de Estados Unidos que se llamaba Meeting of Minds (o Encuentro de Mentes Notables). Se trataba de una mesa como Tolerancia Cero, donde estaba Steve Allen, el conductor, y a la que llegaban invitados inusuales: Shakespeare, Aristóteles, Machiavello y Jesús, por nombrar un programa. Todos eran actores disfrazados de personajes de la historia. Y cada cual desde su perspectiva, trataban y discutían los temas apremiantes de la coyuntura moderna. Escuchar discutir a Marx con Adam Smith era un poema.
The Who Was Show se parece en la idea: hacer que niños representen a grandes de la historia, solo que con bastante humor. Al actuar entre ellos, se conoce mejor lo que cada cual aportó y las diferencias y coincidencias que tenían en sus pensamientos.
En español, la serie documental se llama En Pocas Palabras. Y la verdad es fascinante ver como en 15 a 20 minutos de total pedagogía documental se pueden abordar temas tan variados como qué es y por qué surge lo políticamente correcto; cuál es la razón por la que las mujeres reciben menos ingreso por el mismo trabajo de los hombres; cómo entender que haya tanta gente que cree que la fecha de nacimiento define su historia; puede una droga, que ha sido calificada como ilegal, ser un tratamiento médico excepcional para personas con enfermedades que otra drogas legales no pueden tratar.
En Pocas Palabras aborda todo tipo de temas, desde el deporte hasta la moda, desde la vida extraterrestre hasta los vaivenes de la Bolsa de Comercio, desde por qué fallan las dietas hasta -no lo van a creer- el K-Pop.
Y, para terminar, una serie sobre algo que estamos viviendo. Pandemia trata de todos los ángulos, los humanos de la convivencia y el miedo, farmaceúticos, sociales, médicos, de infraestructura hospitalaria, laborales y sus consecuencias económicas, que se derivan de una pandemia.
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Tomando como ejemplos aquellas más letales de la historia, hasta las más recientes y cómo se han enfrentado. Es un espejo muy cercano de lo ocurrido recientemente y otrora, para que se pueda evaluar cómo debiéramos comportarnos, como personas y como especie humana, en la posibilidad de una pandemia más agresiva y más rápida, dado los flujos de conexión permanente que hemos generado en este mundo acelerado que vivimos.
Todos estos documentales, y muchos más, sirven como posibilidad de educarse mejor sobre la historia del planeta, sus fragilidades y el recorrido que hemos hecho como especie para llegar a este momento. Son documentales, insisto, para conversarlos en familia, no para digerirlos en solitario. Son estímulos de conversación racional, con fundamentos, de situaciones históricas y contingentes que han sido la base de la formación de nuestro pensamiento.
Vale la pena conocer de dónde vienen todas aquellas ideas, prejuicios y miedos que tenemos en nuestras cabezas. Se aprende mucho, se baja la cerviz de la arrogancia y la prepotencia y se aprende en familia sobre el mundo y la vida que hemos, para bien o para mal, decidido darnos. Porque sólo entendiendo aquello, tenemos la posibilidad de modificar decisiones equivocadas y recuperar un camino más humano, más feliz y más próspero.
La periodista fue galardonada por haber dejado huella en la ingeniería y en el desarrollo del país.