Paloma Ávila, directora de CNN Futuro, es premiada por el Colegio de Ingenieros por su aporte al desarrollo del país
La periodista fue galardonada por haber dejado huella en la ingeniería y en el desarrollo del país.
El conductor de Última Mirada hizo una selección de aplaudidas producciones sobre detectives y policías, todas europeas, a excepción de una, con protagonistas e historias notables. Según el periodista, pese a que los personajes son grandes investigadores, lo atractivo es que sus vidas personales están llenas de vaivenes.
En estas series hay protagonistas que son notables. Detectives o policías que ven debajo del agua. Los mejores de su generación y respetados en sus cuarteles y oficinas. Todos ya mayores, cincuentones y sesentones, incluso. Pero así, como son capaces de advertir un detalle clave y minúsculo en una escena del crimen, también conviven con monstruos internos que los mortifican y los hacen parecer mucho más humanos.
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Son policías, teóricamente alguien que busca poner orden y dar seguridad a la sociedad. Alguien que se empeña en recomponer el tejido social, cuando ha habido un crimen, haciendo que el responsable sea descubierto y enfrente la justicia. Sin embargo, todos los personajes, en su vida personal, están llenos de problemas. Alcoholismo, el temperamento que promueve desencuentros y peleas, la edad que les acecha y les asusta, la difícil relación con los hijos, ya grandecitos y con sus propios problemas.
Estos son hombres y mujeres de alguna edad, secos en el arte de la deducción, más que en el manejo de sofisticado equipamiento tecnológico. Todas, salvo una estadounidense, son series europeas, países donde se releva al adulto mayor, como personaje protagónico, mucho más que en América Latina o Estados Unidos.
Como ya lo dije en mi anterior columna, muchas están en Netflix, pero si no, las pueden encontrar en HBO GO y Amazon Prime, o en cualquier otro portal de series, aplicando algo de imaginación.
Kurt Wallander es un policía, nacido de la imaginación del escritor sueco Henning Mankell. Hay una versión inglesa de la misma serie, que tiene como protagonista a Kenneth Branagh y que tiene muy poco que envidiarle a la versión original. Ambas son buenísimas y los actores principales son extraordinarios. La versión original sueca, tiene a Krister Henriksson como Wallander.
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Wallander es un detective de una ciudad sueca llamada Ystad. Una persona más bien hosca, de esos que se meten en un caso y se ponen obsesivos con ello. Al punto de espantar a quienes buscan colaborar con él. Tiene una hija, Linda, que acaba de entrar a la policía, lo que determina una relación más bien tensa con su padre, a veces en competencia, la mayoría porque Wallander busca proteger a su hija de los abusos de la institucionalidad policiaca sueca.
Wallander, como serie, tiene la particularidad de tratar casos que hablan de la sociedad sueca, con abiertas críticas a algunas de sus instituciones y sus “desigualdades de cariño”, como las llama el detective. Viejo gruñón, pero seco y honesto. Más de alguno se va a sentir identificado con él.
Vera Stanhope (Brenda Blethyn) es una detective inglesa, ya mayor, también obsesionada con su trabajo. Trata a todo el mundo como si fuera la persona más importante para ella en ese momento. Y probablemente lo es. Vera es una enciclopedia de conocimiento trivial, que va mostrándose capítulo a capítulo, cuando demuestra que sabe latín y sigue una pista por ello. O cuando nombra seis diferentes flores con sus nombres científicos, frente a un florista que trataba de hacerse el vivo, cuando estaba siendo interrogado por ella, tratándola como neófita en botánica.
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Vera trabaja con un lugarteniente joven y atractivo, el sargento Joe Ashworth (David Leon), su mano derecha. Y el escritor aquí fija una inusual línea de colaboración intergeneracional, donde él aprende de ella y ella aprende de él. Nunca serán pareja, no están unidos por deseos de amor, salvo lo que podría ser de madre e hijo. Pero se afiatan, discuten e investigan juntos. Nunca el joven masculino intentando parecer más que Vera, sino siguiendo su liderazgo y respetando su experiencia.
Vera, de repente, se ve prisionera de su obsesión investigativa y se pone irascible, se enoja, tiene pataletas, se aleja un rato, pero vuelve atraída por el detalle que encontró ella o Joe y aleja sus demonios, con las misma velocidad como llegaron.
Reconozco que no me gustan las series de abogados en estudios grandes, todo ordenado, con el abogado principal medio genio, desapegado del resto de su oficina hasta que está forzado a convivir con el resto. Por eso, caí redondo con Goliath, de Amazon, encarnado por Billy Bob Thornton. En el primer capítulo de la primera temporada (hay 3), Billy McBride, que así se llama Thornton en la serie, es un abogado venido en menos, que alcanzó el pináculo de la fama en un gran bufete, para caer al suelo, casi ahogado en alcohol, aficionado a las prostitutas, con una hija en edad escolar que parece más adulta que él.
Pero, ¡tate!, que se le presenta la oportunidad, a través de quien se convertirá en su partner, Nina Arianda, que encarna a una abogada aceleradísima, mal hablada, rubia tipo Dolly Parton, pero de un corazón gigante, y empujadora de un caso que afecta al principal cliente de la ex y próspera oficina de McBride. Y David se va contra Goliat, buscando una redención profesional que abarca también muchas otras facetas de su vida.
Una de las joyas británicas y precursora en la introducción de la demanda por igualdad de género en los contenidos de la televisión inglesa.
Jane Tennison (nada más y nada menos que Helen Mirren) es una oficial de la policía metropolitana de Londres. Llega a su cargo en el primer capítulo y, automáticamente, corren los murmullos por todo el recinto policial que una mujer se hace cargo de un caso que típicamente iba a un oficial masculino. Ella es dedicada, aguda, pero tendrá que luchar mucho más con el descreimiento de sus colegas hombres, desde compañeros hasta especialistas forenses, para hacer avanzar el crimen que la impulsa a su nueva posición. Algunos de los diálogos son para enmarcarlos.
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La oficial Tennison introduce el análisis no solo de las evidencias físicas, que rodean un crimen, sino también de las presiones políticas que se ejercen sobre la policía, de la corrupción policiaca que también aparece como factor. Y siempre bajo un manto de suspicacia general, porque quien plantea esto es una mujer.
Prime Suspect (Principal Sospechoso) tuvo 16 temporadas, desde 1991 a 2006. Lo interesante es que fueron evolucionando los personajes principales y los temas, a medida que pasaban los años. La oficial Tennison, que hemos visto año tras año tener que lidiar con demonios externos, principalmente sus jefes que la condicionan y la limitan, finalmente desarrolla conductas autodestructivas, principalmente el alcoholismo, sin dejar de liderar eficientemente su oficina.
Perdón por lo reiterativo, pero aquí va otra serie británica a la cancha. En esta cancha, el crimen y su investigación, desde Sherlock Holmes y el belga Hercules Poirot, que desarrollaba su trabajo en Inglaterra, hasta las series más recientes, los ingleses le pegan dos chirlitos al resto del planeta. Situación que ha cambiado para muy bien, con la llegada de las series nórdicas (islandesas, noruegas, finlandesas, suecas y danesas), que han enriquecido la oferta. Pero Luther es británica, de BBC One.
Es protagonizada por John Luther (Idris Alba), que como muchos otros detectives ingleses tienen el título de DCI (Detective Chief Inspector), de la Unidad de Crímenes Graves de Londres. Dentro de los géneros actualmente en boga, podríamos caratular a esta serie como dark. Porque Luther, que como todos los otros que hemos descrito tiene una obsesión con su trabajo, en el caso de Luther sus métodos son muy cuestionables. Y a medida que progresa la serie, se vuelven más cuestionables aún. El objetivo de aclarar los crímenes coloca a Luther en imperativos morales sobre cómo proceder. Y no pocas veces opta por lo contraintuitivo en un servidor público, no siempre con un final feliz. Su matrimonio es un desastre y cada caso, aunque lo resuelva, pareciera que sacara un pedazo más de humanidad de su cuerpo.
La dejé para el final intencionalmente. Porque no es la serie clásica de detective (hombre o mujer) que sigue los pasos de un asesino, vía deducción a partir de las evidencias que se tienen. De hecho, la “detective” en este caso es una mujer mayor que está encerrada en la cárcel hace 25 años por asesina en serie. Su hijo es oficial de la policía francesa… ah, porque se me olvidó decirles que La Mantis es una serie francesa. Una de las mejores series y con las caracterizaciones más notables que he visto. El caso puede ser similar a otras situaciones, donde se va a pedir ayuda a alguien que está en la cárcel, para solucionar una serie de crímenes. El Silencio de los Inocentes salta de inmediato.
En este caso la célebre actriz, Carole Bouquet, hace de Jeanne Deber, conocida como La Mantis, una fría mujer, a la que llega la policía francesa a buscar su ayuda, porque alguien está repitiendo sus crímenes 25 años después. El encargado de la investigación es el hijo de La Mantis, separado de su madre cuando la llevaron presa, y con una relación mutua distante, desconfiada, oponiéndose el hijo, al principio, a consultar a su madre. Y, sin embargo, deben trabajar juntos para descubrir quién puede ser la próxima víctima y adelantarse al asesino.
Tiene una sola temporada, pero vale la pena. Se te va a quedar en la cabeza un rato.
La periodista fue galardonada por haber dejado huella en la ingeniería y en el desarrollo del país.