Peter Ben Embarek conversó en exclusiva con CNN y contó el primer hallazgo de la investigación: el virus se propagó mucho antes del brote de diciembre en Wuhan. De hecho, 92 personas presentaron síntomas entre octubre y noviembre de 2019.
(CNN) – Los miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que investigan los orígenes del coronavirus en China han descubierto indicios de que en diciembre de 2019 el brote era mucho más amplio de lo que se pensaba anteriormente. Por lo mismo, están buscando acceso a miles de muestras de sangre.
El investigador principal de la misión de la OMS, Peter Ben Embarek, conversó en exclusiva con CNN y confirmó que han encontrado varios signos de la propagación en 2019, incluso en el establecimiento que se detectó el COVID-19 por primera vez.
El equipo también tuvo la oportunidad de hablar con el primer paciente que las autoridades chinas dijeron que había sido infectado (el 8 de diciembre) un oficinista de unos 40 años, sin antecedentes de viajes.
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La lenta aparición de datos recopilados sobre el tan esperado viaje de la OMS a China puede aumentar las preocupaciones expresadas por otros científicos que estudian los orígenes de la enfermedad.
Embarek le dijo a CNN: “el virus circulaba ampliamente en Wuhan en diciembre, lo que es un hallazgo nuevo”.
El especialista en seguridad alimentaria de la OMS agregó que científicos chinos habían presentado al equipo 174 casos de coronavirus en Wuhan y sus alrededores en diciembre de 2019. De estos 100 habían sido confirmados por pruebas de laboratorio y otros 74 a través del diagnóstico clínico del paciente.
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Embarek sostuvo que era posible que esta mayor cantidad de casos probablemente graves fuesen notados por los médicos chinos desde el principio.
La misión, compuesta por 17 científicos de la OMS y 17 chinos, ampliaron el tipo de material genético del virus que examinaron de las personas diagnosticadas como los primeros casos de COVID-19 (la primera semana de diciembre).
Esto les permitió mirar muestras genéticas parciales, en lugar de solo completas, dijo. Como resultado, pudieron recopilar por primera vez 13 secuencias genéticas diferentes del virus SARS-COV-2 a partir de diciembre de 2019.
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Las secuencias, si se examinan con datos más amplios de pacientes en China durante 2019, podrían proporcionar pistas valiosas sobre la geografía y el momento del brote antes de diciembre.
“Algunos de ellos son de los mercados -mariscos de Huanan en Wuhan-, algunos de ellos no están vinculados a los mercados”, instó el investigador.
Las variantes plantean preguntas más importantes
Los cambios en la estructura genética de un virus son comunes y normalmente inofensivos: ocurren con el tiempo a medida que la enfermedad se mueve y se reproduce entre personas o animales. Embarek se negó a sacar conclusiones sobre lo que las 13 cepas podrían haber significado para la historia de la enfermedad antes de diciembre.
Pero el descubrimiento de tantas variantes posibles diferentes del virus podría sugerir que había estado circulando durante más de ese mes, como sugirieron anteriormente algunos virólogos. Este material genético es probablemente la primera evidencia física que surja a nivel internacional para respaldar tal teoría.
El profesor Edward Holmes, virólogo de la Universidad de Sydney, en Australia, dijo: “como ya había diversidad genética en las secuencias de SARS-CoV-2 en Wuhan en diciembre de 2019, es probable que el virus haya estado circulando por un tiempo”.
Holmes, que ha estudiado detenidamente la aparición del virus, cree que estas 13 secuencias podrían indicar que el virus se propagó durante algún tiempo sin ser detectado antes del brote de diciembre en Wuhan.
“Estos datos encajan con otros análisis de que el virus surgió en la población humana antes de diciembre de 2019 y que hubo un período de transmisión críptica antes de que se detectara por primera vez en el mercado de Huanan”.
El equipo de la OMS dio una conferencia de prensa de tres horas junto con sus homólogos chinos en Wuhan para presentar sus hallazgos la semana pasada. Desde entonces, han ido surgiendo más detalles sobre los datos precisos a los que tenían acceso, y en ocasiones a los que no tenían.
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Embarek afirmó que la misión fue analizada por científicos chinos de 92 casos sospechosos de COVID-19 de octubre y noviembre de 2019. El equipo de la OMS pidió que estos 92 se analicen en enero de este año para detectar anticuerpos. De estos, 67 aceptaron hacerse la prueba y todos resultaron negativos, dijo Embarek. Añadió que se necesitan más pruebas, ya que no está claro si los anticuerpos permanecen en los ex pacientes con COVID-19 hasta un año después.
Sin embargo, la forma en que estos 92 casos se distribuyeron en esos dos meses y en Hubei geográficamente también intrigó a Embarek, ya que no surgieron en grupos como es común en los brotes de enfermedades, sino que se espaciaron en pequeñas cantidades en ambos meses y en toda la provincia de Hubei, donde se encuentra Wuhan.
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El equipo de la OMS espera regresar a Wuhan en los últimos meses para continuar con sus investigaciones, confirmó Embarek, aunque no pudo proporcionar fechas concretas para un viaje confirmado.
El equipo espera examinar urgentemente muestras biológicas que los expertos dicen que no estaban disponibles para ellos en este primer viaje, específicamente miles de muestras del banco de donantes de sangre de Wuhan que datan de hace dos años.
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“Hay alrededor de 200 mil muestras disponibles que ahora están aseguradas y podrían usarse para un nuevo conjunto de estudios”, sostuvo Embarek.
En tanto, dijo que las circunstancias de la misión, intensos períodos de cuarentena y distanciamiento social, habían provocado algunas frustraciones, junto con el escrutinio global de su conducta y hallazgos.