Según la Organización Mundial de la Salud, ya se había registrado anteriormente una merma en los casos mundiales en mayo, pero los brotes impulsados en parte por la variante Delta provocaron un aumento de contagios en muchos países en los últimos dos meses.
(CNN) — El número de nuevos casos de COVID-19 reportados a nivel mundial “parece estabilizarse” después de haber aumentado durante casi dos meses, dijo el lunes la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS notificó más de 4,5 millones de casos nuevos y 68.000 nuevas muertes en todo el mundo la semana pasada, solo un ligero aumento de los más de 4,4 millones de casos y 66.000 muertes notificadas la semana anterior.
El número total de casos acumulados a nivel mundial asciende ahora a más de 211 millones, y el número total de muertes supera los 4,4 millones, según la actualización epidemiológica semanal de la OMS.
El número de nuevos casos mundiales parece ahora estable, después de haber aumentado desde mediados de junio, señaló la OMS en el informe.
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El mundo había visto anteriormente una meseta en los casos globales en mayo, según la OMS, pero los brotes impulsados en parte por la variante Delta, altamente transmisible, han provocado un aumento de casos en muchos países en los últimos dos meses.
Estados Unidos reportó el mayor número de casos nuevos la semana pasada, con 1,02 millones, un aumento del 15% con respecto a la semana anterior, seguido de Irán, India, Reino Unido y Brasil.
El Pacífico Occidental y las Américas experimentaron el mayor aumento de casos la semana pasada, con un 20% y un 8% respectivamente. El sudeste asiático y el Mediterráneo oriental informaron una disminución de las infecciones, mientras que las otras regiones vieron casos estancados, según la OMS.
El aumento de casos en la región del Pacífico Occidental se debió en parte al aumento del brote de Delta en Australia. Durante la semana pasada, el número de casos de un solo día del país ha alcanzado repetidamente nuevos máximos, superando su récord anterior de agosto del año pasado.
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Las infecciones también están aumentando en Nueva Zelandia, a pesar de que el país impuso un bloqueo a nivel nacional después de confirmar solo un caso de coronavirus transmitido localmente la semana pasada. El miércoles, informó 62 nuevos casos, lo que eleva el número total de casos del brote en curso a 210.
En los últimos días, funcionarios de Australia y Nueva Zelandia han sugerido un cambio de enfoque para tratar el COVID-19, de intentar erradicar el virus para eventualmente aprender a vivir con él.
En un artículo de opinión publicado en los medios australianos el domingo, el primer ministro Scott Morrison, insinuó el fin de las restricciones cero COVID-19 del país, diciendo que los cierres “son lamentablemente necesarios por ahora” pero “no serán necesarios por mucho más tiempo”.
Dijo que el gobierno australiano tenía la intención de cambiar su enfoque de reducir el número de casos a examinar cuántas personas se enfermaban gravemente y necesitaban hospitalización.
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El lunes, el ministro de respuesta al COVID-19 de Nueva Zelandia, Chris Hipkins, dijo a la emisora pública TVNZ que la variante Delta ha planteado dudas sobre la viabilidad a largo plazo de la estrategia de eliminación del coronavirus del país.
“Significa que todas nuestras protecciones existentes comienzan a parecer menos adecuadas y menos sólidas. Como resultado de eso, estamos analizando muy de cerca qué más podemos hacer. Pero plantea algunas preguntas muy importantes sobre el futuro a largo plazo de nuestros planes”, dijo.
En su informe semanal, la OMS señaló que la aparición de variantes preocupantes del nuevo coronavirus, incluida la variante Delta altamente transmisible, ha puesto de relieve la necesidad de aumentar la vacunación, así como la importancia de mantener las medidas sociales y de salud pública.
Citó un estudio de modelos en Inglaterra que muestra que un retraso en el levantamiento de estas medidas de seguridad redujo el peak de hospitalizaciones diarias en casi tres veces.
“Por lo tanto, la relajación de las medidas sociales y de salud pública debe equilibrarse cuidadosamente con los niveles de cobertura de vacunación y la circulación de variantes de preocupación”, escribió la OMS.