Marcelo González, de 49 años, fue la primera persona en ser inoculada con la dosis experimental del laboratorio Janssen, procedimiento realizado el pasado miércoles en el Centro de Investigación del Maule (CIM).
Este miércoles se dio inicio a los primeros ensayos de la vacuna impulsada por el laboratorio Janssen contra el COVID-19. Tres hombres de 29, 49 y 54 años se convirtieron en los primeros chilenos en ser inoculados en el Centro de Investigación del Maule (CIM).
El procedimiento que da paso a la fase 3 de la búsqueda científica se lleva a cabo en completa confidencialidad, como corresponde en este tipo de protocolos. Sin embargo, el primer voluntario quiso dar a conocer detalles del proceso que causa expectación mundial.
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Su nombre es Marcelo González y fue el primero en recibir la dosis. Tiene 49 años y de profesión biólogo marino, dedicado a la exportación de productos marinos a Estados Unidos, Asia y Europa.
En conversación con Qué Pasa, durante toda la pandemia no ha tenido cercanos o familiares que hayan contraído el virus, sin embargo su interés por ser parte de este procedimiento científico siempre le despertó gran interés. Más aún cuando se supo que el primer ensayo clínico se desarrollaría en Talca.
“Siempre pensé y dije que, si salía una vacuna experimental, ‘yo la pruebo'”, comentó Marcelo. Fue así como en conversaciones con amigos se enteró de esta posibilidad, y “entré al link y me inscribí. Pensé, luego veo si voy o no”, contó.
Luego de eso, continuó con el procedimiento correspondiente llenando un cuestionario sobre su salud y una posterior entrevista, superando los filtros y parámetros necesarios para poder participar de la inoculación este miércoles 28 de octubre en el Centro de Investigación del Maule.
Al llegar ese día, había una persona antes que él para que fuese el primero en recibir la dosis, pero al momento del monitoreo de su presión, notaron que la tenía alta. Fue entonces que Marcelo ocupó el puesto de este voluntario, siendo finalmente la primera persona en ser inoculada.
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A las 48 horas después del procedimiento, Marcelo asegura que hasta ahora está “todo normal. Me advirtieron que tenía que estar atento. Pero no he estado decaído, ni nada, tampoco he tenido temperatura. Nada que llame la atención”.
Dos veces por semana tiene que reportar su estado de salud y posibles síntomas, y en caso de desarrollar algunos asociados al COVID-19, “tengo que llamar a alguien del equipo para que me visiten y me vean”.
Finalmente, Marcelo declaró que “si se puede contribuir con un estudio para ayudar a buscar una vacuna hay que hacerlo. Más riesgo es no tener una vacuna no probada que contraer el COVID-19″.
“La gente me pregunta por qué lo hice y yo digo ‘¿por qué no?’. No existe la tecnología de hacer una vacuna sin tener que probarla antes en humanos, hay que aportar con el tema porque lo más pronto posible se termine, mejor”, sentenció.