Unos 40 mil adultos mayores pasan sus días en residencias para la tercera de edad y de ellos casi la mitad en lugares que no cuentan con la autorización sanitaria para funcionar. Una situación que preocupa en medio del avance del COVID-19.
Según el último informe del Ministerio de Salud, en Chile han muerto por la pandemia 236 personas mayores de 60 años. Es el segmento etario con mayor tasa de letalidad por el COVID-19 , que es especialmente riesgoso para la población más envejecida o cuya salud esté deteriorada.
Por eso las medidas preventivas apuntan con fuerza a evitar los contagios y la autoridad sanitaria ha dispuesto protocolos especiales para las residencias de adultos mayores. ¿Se están cumpliendo?
Residencias en la mira
En el Hogar Italiano de Ñuñoa denunciaron que varios trabajadores estaban contagiados y que no se seguían correctamente los protocolos. Murió una mujer mayor de 90 años que dio positivo al coronavirus y aparentemente la cuidadora pudo ser el factor de contagio.
El recinto asegura que investiga el origen del foco y que siguen correctamente los protocolos, pero uno de sus trabajadores dice todo lo contrario: “no me dijeron que habían pacientes (contagiados), ni trabajadores, nada. A mi compañero se lo dijeron estando adentro y él fue el que me comunicó eso”.
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En el Senior Suites de la comuna de Las Condes, dos trabajadores alertaron sobre un brote del virus al interior del recinto que no habría sido correctamente pesquisado, pues había cuidadores con COVID-19 positivo en contacto con los adultos mayores residentes.
Yanko Herrera, gerente general de Myra Salud, explica a CHV Noticias que “el aumento de brotes de COVID-19 dentro de los hogares de ancianos se da principalmente por el no control ni supervisión de las medidas dispuestas por nuestra autoridad sanitaria. Cabe destacar que la ausencia de enfermeras de seguimiento clínico que fiscalicen el control de estas medidas, como por ejemplo el ingreso y la salida de los funcionarios que trabajan dentro de los Eleam, genera que hoy tengamos alto foco de contagio”.
“El principal vector de contagio de los Eleam son hoy día sus mismos trabajadores“, afirma.
Al margen de todas las recomendaciones y los protocolos, en la residencia Villa Soleares de Las Condes el distanciamiento social no existiría entre las colaboradoras. Según los registros que las propias colaboradoras difundieron, todas compartían una misma habitación.
Según cifras del Senama, en Chile existen 947 hogares o residencias de larga estadía. Entre ellos se encuentran los privados y los financiados por el Estado. Producto de la pandemia, se ha puesto especial atención en estos recintos, 70 de los cuales se han fiscalizado en la Región Metropolitana. En más de la mitad se han cursado sumarios sanitarios.
En Chile, cerca del 12% de la población tiene más de 65 años, y se estima que poco más de 23 mil adultos mayores residen en hogares o residencias autorizadas y, por lo tanto, fiscalizadas por los organismos de salud.
No se sabe cuántos de los 236 adultos mayores que han muerto en el país pertenecían a estas residencias.
Para Katherine Salcedo, de la Fundación de Adultos Mayores, “se requiere hacer un catastro de estos lugares. Se requiere hacer un trabajo en terreno, con los vecinos, con las organizaciones territoriales, para identificar dónde están estos espacios y tener un catastro oficial”.
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El drama de los hogares informales
En una casa de Puente Alto falleció uno de los residentes sobre quien no se supo que tenía el virus hasta después de su muerte. Los otros 17 adultos mayores también dieron positivo.
El hogar funciona desde hace más de dos años sin tener los permisos sanitarios. La Seremi de Salud les cursó una multa y ordenó la reubicación de los residentes hace más de un año, pero en la práctica, el hogar nunca se cerró hasta ahora.
Las residencias informales, que suelen ser precarias, responden a una necesidad no resuelta que enfrentan miles de adultos mayores vulnerables y empobrecidos. Salcedo afirma que “muchas veces si los cierran, ocurre que las personas se terminan yendo a los hospitales y colapsan el sistema de salud porque después las asistentes sociales no tienen donde derivarlos”.
Los protocolos sanitarios para enfrentar la pandemia del coronaviurus, como barreras sanitarias y cuarentenas, se instruyen para los establecimientos formales. Ahí también se concentran los operativos sanitarios.
Sólo 10 de las 70 fiscalizaciones que ha hecho la Seremi de Salud Metropolitana desde marzo a la fecha corresponden a residencias informales. En total, en ambos tipos de recintos el número supera los 40 mil adultos mayores.