La iniciativa cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología y el Colegio de Arquitectos. La académica de la Universidad de Talca, Karin Saavedra, afirmó que esperan que las próximas semanas sigan en este proceso y que también se sumen más instituciones.
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Alrededor de 100 mil máscaras faciales esperan generar, a través de sus impresoras 3D y equipos de fabricación, las Universidades de Talca, de Concepción, de la Frontera, de Los Lagos y Austral, quienes se asociaron para aportar desde la academia en la fabricación de estos productos hacia el sistema público de salud.
La contribución se gestó por una asociación entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, las Universidades y un equipo del Colegio de Arquitectos de Chile, que labora en temáticas hospitalarias.
El material es una adaptación de otros modelos que se han diseñado en Europa.
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La profesora de Ingeniería de la Universidad de Talca, Karin Saavedra, aseguró que el fin de este proyecto es aportar a la comunidad y en específico al sistema de salud pública “que está necesitando más de estas pantallas de protección facial”.
Asimismo, aseveró que espera que las próximas semanas sigan en este proceso y, también, que se sumen más instituciones.
Para dar una estructura a la asociación, crearon FABTEC COVID-19 que agrupa a dichas casas de estudios y organizaciones civiles con el objetivo de poner a disposición conocimientos e infraestructura para apoyar con soluciones tecnológicas en la emergencia de salud pública.
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Salud pública, ciencia y tecnología
Paulina Assmann, seremi de Ciencia de la Macrozona Centro-Sur, recalcó “el rol y la gran voluntad que ha tenido la comunidad científica en general, para aportar todo su conocimiento y equipos técnicos ante la emergencia sanitaria mundial”.
Por lo mismo, recalcó que estas asociaciones y trabajamos las “debemos seguir desarrollando a futuro, para que Chile sea referente mundial en cuanto a conocimientos, ciencia y tecnología”.
En tanto, Olga Barbosa, seremi de la Macrozona Sur del mismo ministerio, expresó que “ojalá otras Universidades y los Centros Tecnológicos participen de estas iniciativas”.
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La profesora Saavedra explicó que la idea ahora es levantar una página web donde estén disponibles los diseños que se pueden realizar en cualquier impresora 3D.
Para que los interesados puedan fabricar, las casas de estudios entregarán protocolos de limpieza para el acopio de las donaciones y un formulario para la gestión.
“Hacemos un llamado a las instituciones y empresas para que puedan aportar en la generación de más protectores, no solo por impresión 3D, también ver la factibilidad de inyección y otros procesos”, precisó la académica y añadió que la primera institución que donó fue el Rotary Club de Curicó.
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La Universidad de Talca puso a disposición nueve impresoras 3D y están solicitando que alumnos y académicos puedan ser voluntarios para manipular las máquinas en diversos turnos.
Otra arista de esta colaboración, permitirá la creación de un simulador para aprender a cambiar las piezas de los ventiladores mecánicos, que debido a su alto uso debe ser constantemente mantenido.
En este proyecto está trabajando la Escuela de Ingeniería en Desarrollo de Videojuegos y Realidad Virtual de la Universidad de Talca y un equipo de la Universidad de Concepción.
El director de dicha escuela, Pablo Rojas, sostuvo que el fin es “ayudar a la crisis sanitaria a través de nuestra carrera que es multidisciplinar. Tenemos las competencias no sólo para crear juegos de entretención, sino desarrollar diseños educativos o ‘serious game’, como se conoce este ámbito”.