Constanza Lewin, miembro de la primera generación de 1999, junto a Constanza Lüer, integrante de la renovación de 2002, actual conformación de la banda, conversaron con CNN Chile sobre los años 2000, el Pop adolescente y la nueva generación de jóvenes, todo, a raíz de la celebración pendiente que tenían con su público en Blondie y que, tras la pandemia, retomarán en grande el próximo 11 de junio.
Pon tu mano sobre mi corazón
cierra los ojos, todo va a estar mejor
sube el volumen, no te detengas más (…)
El escenario es una discoteca llena de adolescentes, tres jovencitas viajan hacía allá en un auto; ríen, conversan, se preparan para la fiesta, una vida nocturna impensada para chicos de su edad años atrás en dictadura: Esta es una nueva generación.
La energía de la época se proyecta en las imágenes del video musical: Esa euforia del nuevo milenio no solo se vive en Europa o Estados Unidos, los jóvenes chilenos están a la altura. Toda la noche plasma una nueva cultura adolescente en ascenso, colorida, en ebullición, representando una edad que los adultos ya no comprenden, protagonizada esta vez por ellas, con una actitud que, durante la época (1999), aún era poco representada públicamente.
La fórmula, disruptiva, icónica, fresca, tenía todo lo necesario para convertirse en un himno del Pop nacional. Eso es Supernova, la banda de tres adolescentes que, junto a sus productores y compositores Cristián Heyne y Koko Stambuk, revolucionó al país consolidando al Pop adolescente chileno, dejando una huella indeleble en el público que creció con ellas.
Este 2022 la banda, ahora compuesta por miembros de la primera y segunda generación, Constanza Lewin, voz de éxitos como Maldita Amiga, y Constanza Lüer, en la renovación (2002) con canciones como Herida, celebra 20 años desde su consolidación en la música y los medios, esto, debido a su pausa por la pandemia, porque, en rigor, Supernova existe hace ya 22 años.
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CNN Chile conversó con ambas para desentrañar sus inicios, la percepción del momento histórico en que irrumpieron y el impacto que generaron y que se expresa hasta hoy, como también, por supuesto, el presente de un grupo que continúa despertando fervor.
Años 2000, el país era muy distinto. Las micros amarillas eran el canon del transporte en Santiago, gobernaba Ricardo Lagos. En las radios, la música nacional que lideraba provenía de Javiera y Los Imposibles, Gondwana, Douglas, Chancho en Piedra y Lucybell. “Musicalmente hablando, en mi generación había empezado a escucharse artistas que eran netamente para público adolescente. Eso abrió la posibilidad de que existiera aquí un referente local, lo que no quita que haya sido muy difícil ser recibidas por el medio”, rememora Lewin.
Sobre el explosivo éxito de Supernova desde su aparición, sentencia, “nadie pudo prever esto, es algo que siempre me ha impresionado”, celebrando que “es lindo sentir que, de alguna forma, eres parte de un pedacito de historia. Se siente en cada show, porque la gente hizo propias las canciones y las canta a morir”. Por su parte, Lüer afirma: “Supernova me dio todo: Estudié música por eso, toda la gente que conocí después, el mundo en el que me inserté, todo”, subrayando que “mucha gente piensa que a lo mejor podría avergonzarme, pero para nada”.
En ese sentido, sobre los prejuicios de algunos hacia el Pop adolescente, Lewin es enfática: “Siempre me ha parecido que a las adolescentes se les tilda de tontas si se muestran riéndose mucho y pasándolo bien”, advirtiendo que “yo lo viví en carne propia y encuentro que es basura”.
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Asimismo, destaca, “ha costado mucho abrir ese espacio a las adolescentes actuales, ir construyendo un mundo donde ellas sí puedan vivir su adolescencia en paz, sin ser tildadas de huecas por reírse con sus amigas”. En ese sentido, indica, “yo amaría reír como reía en esa época, hasta quedar sin aliento ¿Cómo eso va a ser malo?”.
Lüer confirma: “nos pasaban a llevar con bastante facilidad, pero me alegra que las cosas hoy hayan cambiado. En ese tiempo muchos temas eran mal vistos o directamente prohibidos”.
Ambas coinciden en que la generación actual “es muy distinta a la nuestra”. Lewin manifiesta que “yo al menos, encuentro que es mucho mejor, que hay mayor conciencia de cosas que son importantes, son más jugados con temas como la no discriminación, el medioambiente, son más opinantes respecto a la política. Mi generación fue dañada por figuras como el Chino Ríos y su “no estoy ni ahí”. Me alegro de que eso haya ido quedando atrás”.
Sobre las temáticas que abordaron en sus respectivas generaciones cantando para Supernova, Lewin manifiesta que “aún hacen sentido, pero hoy prefiero de todas maneras la letra de Toda la Noche que la de Maldito Amor o Sin ti soy un Fantasma”. Estas dos últimas, con una letra bastante más lejana a la autonomía y sororidad por la que muchas mujeres dan una lucha en la actualidad. Lüer, en cambio, considera que “mi generación fue un poco más rebelde, por así decirlo, y siento que era un poco más empoderada que el primer disco de Supernova”.
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¿Y el presente? Lewin contesta que “por ahora nosotras seguiremos tocando”, explicando que “quedó mucho pendiente el 2020 por la pandemia, teníamos proyectos muy entretenidos que quedaron en espera. Uno de ellos fue el cierre de la gira de 20 años en Blondie, que por fin vamos a poder hacer este 11 de junio” y adelanta: “Va a estar imperdible para cualquier fan, porque vamos a cantar algunos temas que siempre nos piden y nunca hemos tocado en vivo.
Luer mira hacia el presente, proyectándose a futuro: “No sé si hay sentimiento más lindo que la gente coree tus canciones. Estar en el escenario con la Coni y la banda es un momento único, lo disfruto cada vez que lo hacemos. A veces pienso que me voy a cansar, la verdad es que han pasado tantos años y sé que no podría cansarme“.