Chile se enfrenta a la crisis ambiental en el desierto de Atacama, donde miles de toneladas de ropa usada son desechadas ilegalmente, contaminando el suelo y el aire.
El desierto de Atacama, conocido por su belleza surrealista y como un destino privilegiado para la observación de estrellas, se está transformado en un vertedero textil masivo.
Cada año, unas 60 mil toneladas de ropa usada llegan a Chile, convirtiéndolo en el tercer mayor importador de ropa de segunda mano del mundo. De esta cantidad, al menos 39 mil toneladas terminan ilegalmente desechadas en el desierto de Atacama, creando un problema ambiental significativo.
Ángela Astudillo, cofundadora de Desierto Vestido -una organización no gubernamental que busca concienciar sobre el impacto ambiental de estos desechos-, explicó a The Guardian que “este lugar está siendo utilizado como una zona de sacrificio global donde los desechos de diferentes partes del mundo llegan y terminan alrededor del municipio de Alto Hospicio. Se acumulan en diferentes áreas, se incineran y también se entierran”.
Para contrarrestar este sentimiento de impotencia, Desierto Vestido se unió a Fashion Revolution Brazil y Artplan, una agencia de publicidad brasileña, para realizar un desfile de moda en medio de la basura y así concienciar sobre la realidad que viven, e ilustrar lo que se puede hacer con los desechos.
Maya Ramos, una estilista y artista visual de São Paulo, diseñó una colección para ocho modelos chilenos en el desfile de abril, llamado Atacama Fashion Week 2024. Mira el resultado:
Los desechos textiles provienen de países como Estados Unidos, China, Corea del Sur y el Reino Unido. Estas prendas, que incluyen marcas como Zara, H&M, Calvin Klein, Levi’s, Wrangler, Nike y Adidas, están mayoritariamente hechas de poliéster, un tejido a base de plástico que tarda hasta 200 años en descomponerse. Cuando se incineran, liberan humos tóxicos que dañan el suelo, la capa de ozono y la salud de la población local.
La industria de la moda es uno de los mayores contaminantes del mundo, responsable de aproximadamente el 20% de las aguas residuales del planeta y alrededor del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. El auge de la moda rápida ha exacerbado este problema, aumentando la producción de ropa de baja calidad que se desecha rápidamente. En promedio, cada consumidor compra un 60% más de ropa que hace 20 años, contribuyendo a la creación de 92 millones de toneladas de residuos textiles anuales.