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El rapero, conocido ahora como Ye, celebró dos conciertos en China después de 16 años, desafiando las restricciones culturales del país y revelando su nuevo álbum "Bully" ante miles de fanáticos.
(CNN) – Kanye West, ahora Ye, hizo su regreso a China el mes pasado con dos conciertos multitudinarios en la isla de Hainan, donde sorprendió al público anunciando su nuevo álbum titulado Bully.
Este regreso marca su primera actuación en el país en 16 años, en un contexto cultural donde el hip-hop y las figuras polémicas como él han enfrentado estrictas censuras por parte del gobierno chino.
Las presentaciones de Ye en China ocurrieron en un entorno de fuerte control sobre la cultura popular, con el Partido Comunista de China imponiendo reglas rigurosas para regular los contenidos de la industria del entretenimiento, especialmente en lo que respecta a la música y las celebridades extranjeras.
En 2017, las autoridades habían prohibido expresamente el hip-hop en los medios chinos, vinculando la cultura del género a mensajes inmorales. Sin embargo, Ye pudo organizar dos “fiestas de escucha” con entradas agotadas en el Estadio Deportivo Wuyuan River, ante 41,000 personas.
Aunque Ye ha sido una figura controversial a nivel global por sus declaraciones y comportamientos personales, como su camiseta de “White Lives Matter” y comentarios antisemitas que le costaron importantes contratos, su presencia en China ha sido vista por expertos como un posible cambio en la política cultural del país.
Según Chen Dan, profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad de Richmond, la bienvenida a Ye puede ser una señal de que los artistas occidentales son aceptados siempre que cumplan con las restricciones locales.
El Partido Comunista de China, que ha mantenido un control estricto sobre las industrias del entretenimiento para promover valores patrióticos, parece haber hecho una excepción en este caso, lo que ha generado interrogantes sobre el futuro de los espectáculos internacionales en el país.
Los analistas sugieren que este evento podría marcar un punto de inflexión en las políticas culturales chinas, aunque sigue siendo incierto hasta qué punto artistas como Ye podrán desafiar las restricciones ideológicas del país en el futuro.
La periodista fue galardonada por haber dejado huella en la ingeniería y en el desarrollo del país.