La actriz, que comenzó su carrera a los 6 y hoy tiene 30 años, también destacó el rol clave que jugó la supervisión de su madre para no perderse en los vicios de Hollywood como estrella infantil. “No sé las razones exactas por las que no caí en ello, salvo que mi familia siempre fue muy protectora y preocupada”, señaló.
Dakota Fanning tenía apenas 6 años de edad cuando consiguió su primer trabajo en Hollywood. Fue en la serie ER, el año 2000. Un año después, llegó a la gran pantalla protagonizando la película Yo Soy Sam, junto a Sean Penn (nominado al Oscar a Mejor Actor por su actuación en dicho filme) y Michelle Pfeiffer.
De ahí en adelante, se volvió una figura destacada tanto en el cine como en la televisión; con una carrera que incluso aborda el doblaje de voz tras personajes tan icónicos como Coraline.
Sin embargo, una reciente entrevista que dio a The Cut ha abierto una nueva conversación sobre los desafíos que enfrentó como estrella infantil.
“En entrevistas que tuve cuando era muy pequeña, recuerdo a periodistas preguntándome: ‘¿Cómo evitas convertirte en una chica que salga en tabloides?’ La gente me hacía preguntas súper desubicadas”, recordó Fanning.
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Según la actriz de 30 años, las instancias de este tipo de no eran excepcionales, sino que formaban parte de un patrón común en su interacción con los medios. “En otra entrevista de niña, alguien me preguntó: ‘¿Cómo es posible que tengas amigos?’. Es como… ¿Huh?”.
Fanning también reflexionó sobre el fenómeno del sensacionalismo alrededor de las estrellas infantiles de su generación. “Si la sociedad y la prensa no hubieran desempeñado su papel, ¿quién sabe qué habría pasado?”, reflexionó la actriz.
Sin embargo, atribuye su estabilidad a la protección y apoyo que recibió de su entorno familiar. “No sé las razones exactas por las que no caí en ello, salvo que mi familia siempre fue muy protectora y preocupada”, comentó.
En particular, Fanning puso énfasis a la influencia de su madre, Hannah Joy Arrington. “Ella estuvo ahí, presente, en cada segundo”, explicó. “Siempre me trataron con respeto. Nunca fue: ‘¡Traigan a la niña para acá! ¡Sáquenla!’. No trabajaba con gente que me tratara así. Era respetada como actriz y con la mayor igualdad posible para esa edad”.
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Y en esa misma línea, agregó: “Cuando miro atrás, mi carrera es una parte muy importante de mi vida, pero también pienso en los recuerdos de mi infancia. Mi vida no se siente fuera de lugar con el trabajo, y estoy muy agradecida por ello”, añadió.
También admitió haber sentido presión ante el concepto del niño actor caído en desgracia. “Definitivamente, he sentido ese tipo de vibraciones de gente que casi quiere que fracase o algo así. Provoca que uno se ponga un poco a la defensiva”.
Pero aclaró: “Yo simplemente vivo mi vida”.