1994, campeones como ayer: Se cumplen tres décadas de la histórica hazaña de la U de Chile tras 25 años sin títulos
El club laico alcanzó la gloria el 18 de diciembre de 1994 con un épico empate ante Cobresal en pleno desierto de Atacama.
Debido a su doble nacionalidad chileno-española, en 2005, el cineasta Alejandro Amenábar se convirtió en la primera persona de origen nacional en ganar un Oscar. Lo hizo con la película "Mar Adentro", basada en la historia de Ramón Sampedro, un hombre tetrapléjico que se convirtió en el primer ciudadano español en pedir la eutanasia. Hoy, además de alzarse como un símbolo de la muerte digna, el filme es el más premiado en la historia de España.
Han pasado casi 20 años desde la primera vez que una persona de origen chileno ganó un Oscar.
Se trata del cineasta Alejandro Amenábar (51); quien, con su doble nacionalidad chileno-española, le dio un triunfo compartido a ambas naciones aquella noche.
Su largometraje Mar Adentro (estrenado en 2004 y enlistado en la ceremonia de 2005) ganó en la categoría Mejor Película Extranjera durante la 77° edición de los Premios Oscar.
Las huellas históricas que dejó a su paso también fueron equitativas. Además de ser el primer galardón con raíces en Chile; se mantiene, hasta la fecha, como la película más premiada en la historia del cine en España.
Aquel año, los demás filmes de habla no inglesa nominados eran As It Is in Heaven (Suecia), The Chorus (Francia), Yesterday (Sudáfrica) y Downfall (Alemania).
Con los años, Downfall, cuya trama se centra en la caída de la Alemania nazi, se ha vuelto un culto de Internet. Miles de usuarios alrededor del mundo han reversionado los subtítulos de su escena final, adaptando “reacciones” del exlíder nazi Adolf Hitler ante diversos sucesos de impacto sociopolítico.
Y por aquel entonces, el propio Amenábar la daba por ganadora.
“Yo esperaba escuchar el nombre de la película alemana, o como mucho, The Sea Inside (el título original traducido al inglés). Cuando gritaron mi país, me quedé en estado de shock, sin comprender nada”, explicaría más tarde el cineasta.
La categoría fue presentada por Gwyneth Paltrow, quien, según constataron por aquel entonces medios españoles, ya había hecho saber su favoritismo por la cinta (“Me encantó Mar Adentro y espero que España se lleve el Oscar. Lo va a ganar, seguro“).
“And the Oscar goes to… ¡España!“, gritó la actriz, concretando el triunfo de Amenábar en una mezcla de inglés y español que provocó inmediatas ovaciones en todo el Teatro Kodak de Los Angeles.
Una de las reacciones más enfocada por las cámaras fue la del actor Antonio Banderas, también español. El malagueño estaba presente en la ceremonia para, acompañado de la guitarra de Carlos Santana, interpretar en vivo la canción Al otro lado del río, de Jorge Drexler.
*Dato curioso: aquel mismo año, dicha pieza musical se volvería el primer sencillo en español en ganar la categoría Mejor Canción Original, como parte de la banda sonora de Diarios de motocicleta).
En sus agradecimientos, Amenábar destacó al hombre que inspiró la película, el trabajo de Javier Bardem en el protagónico y a Fernando Bovaira en la producción.
De esta forma, el director le dio a España su decimonovena nominación a los premios y gracias al triunfo posterior, el cuarto y -hasta ahora- último Oscar del país europeo en su historia.
“El día 23 de agosto de 1968, me fracturé el cuello al zambullirme en una playa y tocar con la cabeza en la arena del fondo. Desde ese día, soy una cabeza viva y un cuerpo muerto. Se podría decir que soy el espíritu parlante de un muerto”.
Así inicia el prólogo de Cartas desde el infierno, libro publicado por Ramón Sampedro en 1996.
Y continúa.
“Si hubiese sido un animal, habría recibido un trato acorde con los sentimientos humanos más nobles. Me habrían rematado, porque les habría parecido inhumano dejarme en ese estado para el resto de la vida. ¡A veces es mala suerte ser un mono degenerado!”.
La película se basa en su historia.
Sampedro fue el primer ciudadano español en pedir la eutanasia.
A los 25 años, quedó tetrapléjico luego de sufrir un accidente en la playa de As Furnas y pasó el resto de su vida luchando por conseguir que la ley española le permitiera acceder al suicidio asistido.
Ramón falleció en 1998, tras ser envenenado voluntariamente con cianuro potásico.
La noticia de su suicidio, junto con la grabación de su muerte -que quiso enviar a la televisión como prueba de que había sido una decisión libre-, marcó el inicio del movimiento ciudadano por una muerte digna.
“Me gustaría que la gente lo viese con la conciencia abierta y el corazón tranquilo, sin prejuicio. Y que, luego, si no están de acuerdo, pues no están de acuerdo. Es lo que él defendía, también”, sostuvo Javier Bardem, quien lo interpretó en la pantalla grande.
En palabras de Amenábar, Bardem tenía “todo en contra y todo a favor” para hacer la película: “No tenía el físico; no tenía la edad y yo no quería introducir maquillaje, no quería que nada despistara al espectador de lo que estábamos contando“.
Sin embargo, además de considerarlo el “mejor actor de España“, el director sumó a favor la sensibilidad con la que el protagonista se entregó al rol.
Realzó, así, “su capacidad para llegar hasta el fondo del personaje y realmente no interpretarlo, sino que ser el personaje“.
Mar Adentro no tardó en convertirse en la película más premiada en la historia del cine español.
Además del Oscar a Mejor Película Extranjera, logró 14 de los 15 Goyas a los que estaba nominada, y entre otros premios, estuvo el Globo de Oro, el León de Plata en el Festival de Venecia y el Premio del Cine Europeo a Mejor Director y Mejor Actor.
A Amenábar, en tanto, los medios le reconocieron como un “niño prodigio” del cine desde sus inicios en el rubro.
Todavía cursaba la rama de Imagen y Sonido en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid cuando comenzó a lanzar sus primeros cortometrajes.
“Mis cortos se pasaron en festivales y de ahí saqué algún dinero. De hecho, con el dinero que ganaba con algún premio, me financiaba el corto siguiente”, constató en el libro Cómo hacer cine: Tesis, de Alejandro Amenábar, Volumen 1 (2002).
En 1997, durante la que fuera una de sus primeras entrevistas, una revista española lo describía como un “pequeño cineasta habla con claridad y manejo de sabio”.
Tenía apenas 24 años y acababa de ganar siete Goyas con la primera película que estrenó en su carrera, Tesis, misma por la que abandonó la universidad en quinto año.
“Yo pensaba que a mí no me afectaba la política, de alguna manera. Y realmente, me he dado cuenta (que sí) en todos estos años, rascando en el pasado de mi familia“, ha llegado a reflexionar al respecto en los últimos años.
Su vida se vio directamente condicionada por dos golpes de Estado: el de Francisco Franco, en España (1936-1975) y el de Augusto Pinochet, en Chile (1973-1990).
Su madre huyó del país europeo y aterrizó en Santiago escapando del régimen. El camino de vuelta llegó en 1973, cuando el cineasta tenía poco más de un año de edad.
Temiendo el inicio de una guerra civil chilena, los Amenábar trazaron su retorno a tierras españolas dos semanas antes del 11 de septiembre.
“Yo nací en Chile, pero obviamente me he criado en España y me siento muy cómodo viviendo en España. Y me gusta mucho la paella”, dijo en 2009, mientras presentaba su película Ágora en el Festival de Montpellier, en Francia.
*Dato curioso: hasta 2023, dicho filme se mantuvo como el más caro en la historia del cine español, con una inversión de 55 millones de dólares. Sólo le quitó el puesto La sociedad de la nieve, de J. A. Bayona, con 65 millones.
Otras de las películas de Alejandro Amenábar son Abre los ojos (1997), Los otros (2001), Regresión (2015) y Mientras dure la guerra (2019).
El club laico alcanzó la gloria el 18 de diciembre de 1994 con un épico empate ante Cobresal en pleno desierto de Atacama.