El músico trap chileno conversa sobre su disco debut, "Yin Yang", un trabajo marcado por las nuevas experiencias y un viaje interior, que lo llevará a debutar en escenarios de México, España y Estados Unidos, además del Teatro Teletón, donde será lanzado en diciembre.
Una torta circula sobre un escenario de un pub del barrio Bellavista. A Gianluca se lo ve feliz, rodeado de todas las amistades que ha sumado en estos años. Esta noche cumplió 23 años y hay razones de sobra para estar contento.
Pocos minutos antes, por las paredes del local retumbaron los bajos y beats de Yin Yang, su debut formal en formato disco, lanzado con el apoyo de un sello ya reconocido en el panorama del pop nacional (Quemasucabeza) y que demoró un año y medio en tomar forma junto a los productores Pablo Stipicic y Tyto Kush.
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Ya instalado como una de las figuras más reconocidas del trap chileno, y tras recorrer el país con otros nombres del género como Pablo Chill-E, DrefQuila, Tomasa Del Real, Polimá Westcoast, Young Cister, DJ Lizz y Princesa Alba, Gianluca se prepara para su mayor desafío hasta ahora: una gira internacional que lo llevará a España, México y Estados Unidos, además de lanzar su disco en el Teatro Teletón el próximo 14 de diciembre.
“Siempre me ha gustado cantar, como a cualquier persona”, dice con relajo mientras se esparce una crema para cuidar un reciente tatuaje que se hizo en su brazo izquierdo. En su cuerpo están grabadas algunas ideas de su visión del mundo, como las canciones que considera claves en su vida, como Yin Yang, concepto que engloba las 13 canciones del álbum.
“Es la canción número 7, que es la que divide estos dos lados del Yin Yang, primero el oscuro y segundo el luminoso, dentro de la oscuridad también se encuentra luz (…) hay mucho de un viaje interior, y de conceptos como de la religiosidad y formas de ver la vida más asiática. También tiene que ver con el taoísmo, con el budismo, que tiene harto que ver conmigo”, cuenta el músico.
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De igual forma, la canción rompe con el trap que órbita el resto del disco y marca un giro hacia la electrónica. “Tenía ganas de hacer algo house, como medio noventero inglés (…) Cuando hicimos el demo, a mí se me ocurrió al toque invitar a Javiera Mena en este tema. Habíamos hablado por Instagram, había buena onda y me conseguí su mail, le hice llegar el demo y a ella le gustó harto el rítmo”.
Para Gianluca, los beats son parte de su ADN. “Bajé el Fruity Loop en segundo medio, a mediados del 2012, porque ahí estaba escuchando harta música electrónica y empecé a aprender desde cero a producir, a jugar, a hacer cosas y de ahí seguí haciendo música como hobby, un poco que reemplacé los videojuegos por hacer música“.
Foto por Esteban Vargas Roa
“En un principio partí con un amigo haciendo un proyecto, como un dúo de producción de EDM, hicimos un par de canciones y mi amigo después se aburrió y yo seguí. A raíz de eso conocí el trap, por la electrónica (…) en el 2014 estaba súper metido y hacía producciones de electrónica más trap, porque en ese momento escuchaba harto a RL Grime, Diplo, Mayor Lazer, Yellow Claw, Bauer y montón de artistas holandeses que mezclaban el trap con el hardstyle y con más géneros”, relata sobre sus inicios.
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En las vacaciones de invierno, mientras estudiaba Artes Visuales en la U. Diego Portales, un amigo lo motivó a hacer una letra de una canción. “Ahí hice Quemando billetes y todo cambió. Tenía una visión con lo que estaba haciendo, sabía pa’ donde iba mi música, aunque era súper incipiente sabía igual lo que estaba haciendo y que iba a generar algo”, cuenta sobre el momento que lo llevó a congelar sus estudios y dedicarse a la música.
“Sentí con ese tema algo que nunca había sentido en la vida (…) Le expliqué a toda mi familia que iba a hacer esto, que me iba a ir bien, y que iba a ponerle todo de mi para seguir, porque estaba seguro de que me iba a ir bien y que eso es lo que quería hacer”, acota.
Foto por Valentina Palavecino.
Tras lanzar dos mixtapes (SSR Mixtape y G Love), Gianluca probó distintas formas para crear en el estudio, transformando su maduración personal en un trabajo que aborda el amor, la soledad y el existencialismo entre pistas trap, con cuotas de indie y pop, además de un triste reggaetón.
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“Yo trabajo de distinta forma las canciones. Mi proceso creativo parte de repente cuando escucho un beat que me gusta mucho y le hago una letra, o cuando tengo ganas de escribir algo, busco un beat en YouTube y que después se transforma en una composición personal. También esta la posibilidad de hacer todo desde cero en el estudio, como lo hicimos con Sismo (junto a Pablo Chill-E). No me gusta pensar tanto las cosas, para mí lo mejor es lo que sale de una, algo que se siente, una emoción, algo más como crudo, super sincero”.
Cerca de las 10 de la noche del miércoles 2 de octubre fue la prueba final. Antes de apagar las velas, Gianluca pudo dar play a su disco y disfrutarlo de principio a fin junto a su circulo cercano y quienes colaboraron en la confección de las 13 canciones que lo forman, entre ellos Gepe, una de las caras insignes de Quemasucabeza y que colaboró en uno de los cortes más experimentales del álbum, La lluvia. Esta, al igual que el resto de los temas de Yin Yang, fue celebrada en la pista de baile por todos.