Acompañados del mapuche ül metal de Mawiza, las bandas se presentaron ante un Parque Ciudad Empresarial repleto, en el marco del "The Mega Monsters Tour 2023", el que significó el regreso de los estadounidenses luego de ocho años de su paso por suelo nacional, y también del conjunto francés a un año de su último concierto en Chile.
Gojira y Mastodon se presentaron el domingo 19 de noviembre ante una explanada del Parque Ciudad Empresarial repleta, en el marco del “The Mega Monsters Tour 2023”. Las bandas de metal extremo dieron cátedra con sus trabajos ya curados por más de dos décadas. Junto a ellos, los nacionales de Mawiza aprovecharon la tribuna sin ser menos en ningún momento, desplegando ese metal con raíz mapuche que tantos seguidores cosecha.
Eran cerca de las 18:00 en Huechuraba, comuna que a esa era hora asediada por el calor, con unos 27° que fácilmente pudieron ser unos 31. Las recomendaciones previas realizadas por la organización de Lotus ya indicaban que bloqueador y agua no podían faltar.
Si bien el lugar parecía alejado, la conectividad no fue un problema, algo que tras el término del espectáculo fue también coordinado de manera tal que nadie se quedara atrás.
Mawiza: El sonido del newén
Con un tiempo de retraso totalmente dentro de lo normal, Mawiza hizo ingreso al escenario. Cubiertos con una especie de túnica negra con diseños blancos, los artistas demostraron desde el minuto uno que su propuesta era diferente. Habría algo nuevo, pero que mira a algo milenario. Era el mapuche ül metal.
Ancestral y Kützal fueron muestra de aquello, con un sonido arrollador que no daba respiro.
Con breves momentos para el agradecimiento al público y a las bandas que encabezaron el show, Mawiza invitaba a “sacar aquello que llevamos dentro, esa fuerza de la Tierra”. Todo bajo las baterías brutales y un bajo que se posicionaba de frentón como una segunda percusión.
En una presentación sin puntos bajos, hacia el cierre la banda invitó a Mc Millaray, destacada rapera mapuche que incluso ha sido entrevistada por The New York Times. Presentando por primera vez en vivo el tema Txükür, la tarde ya se convertía en una noche entre titanes.
Mastodon: La venganza del mamut
Con una última presentación en Chile en 2015, precedidas por una en 2010 y otra en 2012, la banda estadounidense ya tiene un público fiel a los giros y vueltas que han tomado en lo artístico, pasando por una base del sludge metal hacia un tono mas progresivo que transita por la psicodelia.
Y el impulso de este mamífero ancestral era precisamente ese, una composición de canciones que suenan tan potentes e imparables.
Gobblers of Dregs y Crystal Skull fueron las primeras pisotadas que dio Mastodon cuando atardecía de fondo, seguidas por Megalodon y Divinations. Así, el setlist en su regreso ya mostraba un rescate a distintas épocas de los originarios de Atlanta.
Si bien por momentos en los primeros metros de cancha el sonido parecía saturado, no evitó el goce absoluto de la masa que a esa hora cubría el recinto.
Canciones como Bladecatcher o The Czar se vieron gratamente reforzadas con las imágenes desplegadas en las pantallas del escenario, que al menos durante Mastodon servían como una cortina de fondo hacia el viaje místico en que nos llevaban.
Ya con Mother Puncher, Steambreather y Blood and Thunder el paso de este mamut entre los edificios de la Ciudad Empresarial llegaba a su fin, en un domingo cuya noche ya caía y con ella también la temperatura. Aunque ahí, entre los miles de fanáticos, no se notaba.
Y antes de dejar el escenario, Brann Dailor, baterista de la banda, prometía que no pasarían otros 8 años para volver a vernos las caras.
Gojira: El mega monstruo principal
Con un retraso generado por cuestiones técnicas relacionadas al cableado y unas luces superiores, el conjunto francés pudo hace ingreso al escenario a eso de las 21:45, con la oscuridad absoluta como su aliado.
La banda que mezcla el metal progresivo y el death metal se elevó desde el comienzo como una maquinaria inevitable, que desató la locura de las y los presentes. Sonaba Ocean Planet y luego Backbone, las que se expresaban como un tren donde cada vagón pesaba toneladas y aún así avanzaba a 150 kilómetros por hora.
Al pasar de Stranded a Flying Whales surgieron cetáceos inflables casi de manera espontánea, como si la masa de público los hubiera generado al son de estas canciones.
Y así como avanzaba la noche avanzaba el setlist, con otro par de canciones cuya cadencia no paraba. Al menos hasta el solo de batería en que la banda dejó la atención puesta en las manos y pies de Mario Duplantier, quien apoyándose de pizarras interactuaba con su público. “Puta que los quiero caleta”, decía en el segundo que levantó.
Al solo le seguiría Grind y tras esta vendría Another World, con un paréntesis en que Joe Duplantier, vocalista de la banda, explicaba la metáfora detrás de querer salir de la Tierra y viajar a otros mundos. Con Oroborus y Silvera se daba paso a L’enfant sauvage, canción icónica del disco homónimo y cuya versión en vivo lograba evocar cada segundo del registro de estudio.
Los agradecimientos de Joe continuaban minutos después del primer encore. Un contraste que suele llamar la atención, por esa voz apacible del líder de Gojira que contrasta inmediatamente cuando los primeros acordes de The Heaviest Matter of the Universe empiezan a sonar.
Recogiendo una bandera mapuche que le hicieron llegar desde el público, la banda honraba a uno de los pueblos originarios de este territorio al anunciar Amazonia, canción que busca relevar la importancia del “pulmón del planeta”, “the greatest miracle/ is burning to the ground”.
El impulso incontrolable que generó la canción del disco Fortitude no se detuvo a pesar del segundo encore, pues la guitarra ya adelantaba los acordes que servirían de broche de oro para la jornada del “The Mega Monsters Tour 2023”: The Gift of Guilt.
Mario bajaría minutos después a abrazarse con quienes miraron el show desde las barreras, en un acto de cariño que han dado cuenta de la conexión que persiste entre el público latinoamericano y bandas internacionales, que si bien suelen tocar frente a decenas de miles en grandes eventos, viven en el cono sur la pasión del metal como en ningún otro lugar. Ni siquiera fuera del planeta.