Con información de CNN

La verdadera historia de “Killers of the Flower Moon”: Cómo Scorsese plasmó uno de los peores crímenes de Estados Unidos

Por CNN Chile

16.01.2024 / 12:16

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La trama narra los asesinatos de los osage, una nación indígena que, en los años veinte, se convirtió en un objetivo fácil debido a su riqueza petrolera. Parte de la tragedia tras la erradicación osage fue el escaso castigo finalmente impuesto. Muchos homicidios nunca se resolvieron, pues ni siquiera se investigaron.


(CNN) – Jack Fisk tenía una petición audaz.

El diseñador de producción de There Will Be Blood (2007) y The Revenant (2015), cuyas colaboraciones con Terrence Malick, Paul Thomas Anderson y David Lynch le han convertido en leyenda de la industria, estaba a punto de recrear la escena de un crimen.

Se encontraba en Oklahoma, preparando Killers of the Flower Moon (en español, Los asesinos de la luna florida), la más reciente película de Martin Scorsese. La trama narra los asesinatos de los osage, una nación indígena que, en los años veinte, se convirtió en un objetivo fácil debido a su riqueza petrolera.

Dos de las víctimas de lo que se conoció como el “Reinado del Terror” fueron Bill y Rita Smith, los últimos osage. Ambos fueron asesinados el 10 de marzo de 1923 mediante una bomba puesta en su casa, ubicada en la localidad de Fairfax.

Fisk había encontrado una casa casi idéntica para las escenas anteriores. La explosión ocurriría fuera de la pantalla; el público sólo vería los restos. Pero, preguntó, ¿le importaría a las propietarias si, de igual forma, hacía volar la casa?

Las dos dueñas le dieron el pase. Después explicaron por qué.

“Su padre, que era osage, había vivido en esa casa”, dijo Fisk a CNN. “Tenía una esposa blanca, que era quien lo custodiaba”. (Históricamente, los osage se veían obligados a ceder el control de sus bienes económicos a familiares o socios blancos).

“Ella se quedó con todo su dinero, le hizo la vida imposible y ahora él estaba muerto. Se alegraron de verlo todo desaparecer. Fue un momento catártico”, agregó.

Fisk es conocido por resucitar a los fantasmas del pasado de Estados Unidos. Killers of the Flower Moon también recurrió a él para exorcizar sus demonios.

La familia de Mollie Burkhart (segunda a la izquierda, interpretada por Lily Gladstone) está en el punto de mira por su riqueza en Killers of the Flower Moon, de Martin Scorsese. (Cortesía: Apple Original Films)

¿Quiénes eran los osage?

La adaptación del libro homónimo que lanzó el autor David Grann en 2017 narra uno de los crímenes más atroces de Estados Unidos.

Durante un tiempo, los osage fueron la comunidad más rica del mundo. Tenían un acuerdo único en lo que respectaba a las naciones indígenas, ya que poseían los derechos minerales de sus tierras.

Cuando, a finales del siglo XIX, se descubrieron grandes reservas de petróleo bajo sus pastos, los buscadores de oro pagaron generosamente por la oportunidad de explotar la tierra, y los Osage ganaron fortunas a cambio.

Pero aunque esta comunidad indígena era rica, de igual forma se le privó de autonomía financiera mediante tutelas. Mucha gente de raza blanca circulaba a su alrededor como buitre; las tutelas estaban maduras para la corrupción, y los osage tenían poco para pelear.

Los acontecimientos se tornaron sangrientos, ya que una conspiración intentó transferir los “derechos de propiedad” de la tierra (en la práctica, títulos de propiedad) a manos de blancos mediante matrimonios y herencias. Grann escribió que decenas de osage fueron asesinados durante el Reinado del Terror, aunque se desconoce el número exacto.

La película de Scorsese se centra en Mollie Burkhart (Lily Gladstone), y cómo su insensible marido Ernest (Leonardo DiCaprio) y el tío de él, William Hale (Robert De Niro), conspiraron para apropiarse de los derechos de propiedad de su familia.

Rita Smith era hermana de Mollie. Todas estas fueron personas reales y forman parte de la historia del país norteamericano. La película se estrenó dicha nación en octubre de 2023.

En Chile, está disponible desde el 12 de enero a través de la plataforma de streaming Apple TV+.

Days of Heaven (1978), en la que Jack Fisk diseñó una casa en Alberta (Canadá) en lugar de Texas. (Créditos: Photo 12/Alamy Stock Photo)

Este doloroso capítulo de la historia fue contado con la bendición y la cooperación de la nación osage y se rodó en muchos de los lugares reales en los que sucedieron los hechos.

Volviendo a traer a la vida la ambientación de la época

Para hacer realidad su visión, Scorsese recurrió a Fisk, uno de los grandes diseñadores de producción en exteriores, para lo que sería su primera colaboración.

Fisk dice que entró en el negocio “un poco por accidente” hace más de medio siglo. No sabía cuáles eran sus responsabilidades, así que hizo de todo: construir, pintar y vestir.

Hoy, a punto de cumplir 80 años, le sigue gustando ensuciarse las manos. Uno de sus primeros grandes trabajos fue Days of Heaven (1978), de Terrence Malick, en la que su ingenuidad dio como resultado una de las casas más famosas del cine, diseñada para ser rodada desde cualquier ángulo, desde dentro o desde fuera.

Fisk afirma que sólo ha trabajado una vez en un plató, y fue junto a su viejo amigo David Lynch para Mulholland Drive (2001). Reside en una granja de Virginia cuando no está trabajando, y prefiere la vida al aire libre.

Más tarde, Malick contaría con los servicios de Fisk en The New World (2005), donde construyó Jamestown hacia 1607 y colaboró con los pueblos algonquin y powhatan, originarios de Virginia, para construir estructuras en su lengua vernácula.

Fisk explica que el proceso tras ello tuvo “mucha investigación, algo de sentido común y algunas conjeturas”. Los historiadores quedaron sorprendidos con la veracidad de su Jamestown, que contenía toques y técnicas que los arqueólogos sólo desenterrarían más tarde en el emplazamiento del fuerte real, descubierto en 1994.

En The New World (2005), de Terrence Malick, Fisk recreó tanto Jamestown (Virginia) como la arquitectura indígena. (Créditos: Merie W. Wallace/New Line/Kobal/Shutterstock)

“Estoy casado con una actriz (Sissy Spacek, ambos se conocieron en Badlands, película de Malick de 1973) y para mí, el diseño de producción es apoyar a los actores y contar (al público) más cosas sobre ellos que los diálogos“, afirma Fisk.

“Intento construir los decorados de la forma más completa posible. Son buenos en 360 grados… No es como se hacen muchas películas”, dijo Fisk. “Es más duro para los carpinteros, porque, normalmente, durante el tiempo que pasamos construyendo, hace un frío que congela o un calor abrasador o llueve o algo así, pero vale la pena”.

Ese rigor y flexibilidad era lo que Scorsese necesitaba. Fisk se unió a Killers of the Flower Moon a cuatro años de la preproducción y empezó a estudiar detenidamente la investigación de Grann y la productora ejecutiva Marianne Bowers (también archivista de Scorsese).

También realizó sus propias investigaciones, leyendo todo lo que encontraba, desde los tratados del gobierno estadounidense con los osage en 1808 hasta las publicaciones periódicas de los años 20.

La artista osage Addie Roanhorse se unió al proyecto para ayudar con el diseño de producción. Después, Fisk empezó a ponerse en contacto con los nativos de Oklahoma, dejando notas en sus puertas para pedirles que le llamaran.

“Empecé a conocer a gente osage que vivía en Gray Horse, donde habitaban Mollie y su familia, y fueron muy generosos. Me mostraron objetos osage, fotos de sus antepasados, me hablaban de las reuniones y de cuánta gente iba y se quedaba allí”, recuerda.

Scorsese y el director de fotografía Rodrigo Prieto preparando una toma de Killers of the Flower Moon. El pueblo de Fairfax, Oklahoma, fue recreado en la cercana Pawhuska mediante la restauración y reacondicionamiento de edificios de época. (Créditos: Cortesía de Apple Original Films)

Fisk localizó la casa donde creía que Mollie Burkhart había vivido con Ernest, que había pertenecido a su madre, Lizzie Q. Kyle, y que pasó de generación en generación hasta Maggie Burkhart, nieta de Mollie y voz clave en el libro de Grann.

La casa era pequeña, dijo, lejos del esplendor que esperaba. Entrelazando lo que vio y lo que había aprendido de los osage y sus rutinas sociales, Fisk diseñó una réplica construida en un rancho a las afueras de Pawhuska.

“Estas casas tenían que ser fuertes, por los tornados. No podían presentar goteras, puesto que teníamos decorados y papel pintado adentro”, dijo sobre el diseño. “Tenían que durar varios meses, por la forma en que Marty rodaba. Lily tenía que adelgazar o engordar, así que volvíamos, nos íbamos y volvíamos”.

En muchas de las cerca de 50 localizaciones se utilizaron edificios aún en pie de la ciudad de Pawhuska (Fairfax había perdido la mayoría de sus edificios de época, por lo que se sustituyeron los de Pawhuska).

Se instalaron ventanas de época, se colocaron rótulos antiguos y se cubrió la carretera hasta que surgió la antigua avenida Kihekah de Fairfax.

La recreación de Fairfax por Fisk en la película terminada. (Cortesía: Apple Original Films)

Un lugar importante para Scorsese era una sala de billar habituada por Ernest y Bill. Otro era una barbería. “Yo había crecido en un pueblecito de Illinois y, de niño, solía cortarme el pelo en el billar, porque la barbería estaba allí dentro”, cuenta Fisk. “Le sugerí (a Scorsese) que mezcláramos las dos cosas y le encantó la idea… (Eso) hizo que las escenas fueran más interesantes, creo, porque ya pasaba algo en segundo plano”.

La mayor parte del diseño de producción de Killers of the Flower Moon está cohesionado, tipificando la difícil coasimilación de las culturas osage y blanca en Oklahoma. También hay una notable excepción: la logia masónica de Fairfax, de la que son miembros algunos conspiradores, incluido Hale.

La sede de facto del supremacismo blanco no se parece a ningún otro lugar de la película, con paredes altas y oscuras, adornos y un aura amenazadora. Fisk afirma que la producción utilizó la logia masónica real de 1924, pintó el interior de azul oscuro, añadió un suelo a cuadros blancos y negros y aprovechó para abrir antiguas claraboyas.

Es aquí donde tiene lugar la escena más inesperada de la película: la del Bill de Robert De Niro infligiendo castigos corporales a Ernest con una paleta de madera. “Es una escena muy extraña, que Leo reciba unos azotes. La habitación necesitaba algún tipo de gravedad y ritual“, dice Fisk.

Lily Gladstone habla con Martin Scorsese en el interior de una iglesia en el rodaje de Asesinos de la luna florida(Cortesía: Apple Original Films)

Parte de la tragedia de los asesinatos de osage fue el escaso castigo finalmente impuesto. Muchos crímenes nunca se resolvieron; muchos asesinatos ni siquiera se investigaron.

Ninguna película puede enmendar esos errores, pero el cuidado y la sensibilidad mostrados por Scorsese y su equipo no han pasado desapercibidos para los osage. El director ha descrito la película como “una ofrenda que reconoce el alcance del terror que vivieron, y que también podría dar algún tipo de consuelo”.

La casa que sustituyó al hogar de Bill y Rita Smith fue arrasada por la producción. La destrucción tenía que ser absoluta: resultado del uso excesivo de nitroglicerina.

Pero simular este acto de terror le dio una renacimiento inesperado. Se convirtió en algo purificador, que ayudó a una familia osage a superar el trauma causado por la misma explotación en el corazón podrido de la película de Scorsese.

Tras el rodaje, el equipo de Fisk limpió la tierra de restos y la devolvió a sus propietarios. Plantaron pasto sobre la tierra antes de marcharse.

En Chile, Killers of the Flower Moon está disponible desde el 12 de enero a través de la plataforma de streaming Apple TV+.