El cantautor nacional volvió a los escenarios santiaguinos con un potente show en la Blondie donde repasó sus grandes éxitos, mostró el adelanto de su nuevo álbum "Latinoamericana" y ratificó que el pop político también puede hacer bailar y llorar.
No cabe un alfiler más y Blondie se sigue llenando de fans que quieren presenciar el show de Alex Anwandter como parte de la celebración de sus 25 años. Un concierto que en prensa casi tuvo que pasar desapercibido porque los tickets se agotaron en tan sólo 24 horas.
Algunas pifias y vítores para disipar la ansiedad y llamar a escena al músico y director nacional, que ya lleva 50 minutos de retraso, de acuerdo a lo anunciado. La banda, con nueva formación, de seis integrantes –dos mujeres- es la primera en aparecer. Los asistentes buscan al cantante en el escenario pero sin éxito. Suena Volar, de Jorge González, uno de los temas menos populares del artista, con el que quizás Anwandter quiso hacer un guiño, un signo de respeto y admiración al ícono del rock nacional. Ambos comparten el honor de que una de sus canciones hayan sido seleccionadas por Rolling Stone como una de las 50 mejores del pop latino de la historia.
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Al cabo de unos minutos, entre gritos y aplausos, se escucha la voz del ex vocalista de Teleradio Donoso, que se reencuentra con su público santiaguino después de 10 meses. Su presentación continúa con Amiga para encender la fiesta y comenzar a bailar, llorar y protestar. Así parte un show extendido de 23 canciones, que recorrió sus tres discos como solistas: Odisea, Rebeldes y Amiga. Un par de temas de su antigua banda y por supuesto, su último single, Locura, que estrenó en agosto, al mismo tiempo en que anunció el lanzamiento de su nuevo disco Latinoamericana, el que presentará el 12 de octubre en el Teatro Caupolicán.
El público que repleta el recinto, cual parroquianos, corean todas las canciones como un padre nuestro, lejos del paradigma que impondría la Iglesia. Hombres y mujeres, adultos, jóvenes, todos en Blondie, un lugar en el que todos parecen pertenecer, son parte de una coreografía de quien conoce lo que viene, escucha con respeto lo que dice el artista, sabe cuándo aplaudir y bailar. Y lo disfruta. Tanto así, que incluso a ratos da la sensación de escuchar más fuerte a la gente que a la propia banda. Pero eso pasa a un segundo plano con presentaciones tan sólidas como ésta, en las que es latente un hormigueo social.
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Se siente en el ambiente. Cada canción, especialmente las más políticas, empoderan a la gente, que baila al mismo tiempo en que se manifiesta a través de las letras de ¿Cómo puedes vivir contigo mismo?, Manifiesto o Cordillera. ¡Aquí están los millennials! Pero no están sentados. Están desgarrando su voz en conciertos, desgastando los zapatos en las marchas y movilizándose desde los distintos espacios que se abren y con los que se identifican. Espacios como los que Alex Anwandter con su banda proponen e interpelan, rechazando todo tipo de injusticias y haciendo un llamado al actuar. Al mismo tiempo en que, como dice el artista, nos celebramos con canciones que muevan nuestros cuerpos y no nos hagan sentir solos ni violentados.