1994, campeones como ayer: Se cumplen tres décadas de la histórica hazaña de la U de Chile tras 25 años sin títulos
El club laico alcanzó la gloria el 18 de diciembre de 1994 con un épico empate ante Cobresal en pleno desierto de Atacama.
La historia, protagonizada por Antonia Giesen, combina elementos documentales, ficción y animación, creando una experiencia inmersiva que busca desconectar al espectador de las interpretaciones racionales.
Los reconocidos cineastas chilenos Cristóbal León y Joaquín Cociña (León & Cociña), conocidos por su innovador trabajo en La Casa Lobo, regresan con Los Hiperbóreos, una propuesta cinematográfica única que combina técnicas de animación y acción real.
Este largometraje, que tuvo un rodaje abierto en el galpón de Matucana 100 durante 2022, ya se encuentra disponible en los cines nacionales desde el pasado jueves 28 de noviembre, tras una destacada presentación en el Festival de Cannes.
En tanto, marca un hito en la filmografía de León y Cociña, pues llega como primera producción con una actriz en escena.
Antonia Giesen, la protagonista, compartió su experiencia con CNN Magazine, afirmando que fue “muy bonito hacer cine con toda esta cosa que, para mí, es nueva. Marionetas, agarrar toda esta materialidad, que las cosas no fuesen reales, que no hubiese actores. Fue desafiante, pero sumamente entretenido”, explicó.
La cinta presenta a Giesen interpretando a un personaje y a un alter ego de sí misma, embarcada en la reconstrucción de una película perdida, utilizando negativos originales.
A lo largo de la trama; en tanto, la película evoca la figura del escritor chileno Miguel Serrano, conocido por su relación con el nacionalsocialismo, quien aparece de forma casi espectral como creador del guion, junto con la inclusión de Jaime Guzmán como guardián de la historia.
El filme también abre una discusión sobre la crisis de identidad nacional y la reaparición de discursos nacionalistas frente a las dinámicas globales.
Según Cociña, esta reflexión conecta con el contexto chileno, donde los nacionalismos quedaron en un limbo tras la dictadura de Augusto Pinochet, quien priorizó un modelo “pro-capitalista y pro-neoliberal”.
El club laico alcanzó la gloria el 18 de diciembre de 1994 con un épico empate ante Cobresal en pleno desierto de Atacama.