Mark Foster, de Foster The People: Lollapalooza Chile 2025, sus recuerdos de Santiago y una epopeya tras el disco “más profundo, complejo y rítmico” de la banda

Por Camila Morandé

10.09.2024 / 11:50

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El líder de Foster The People compartió su emoción por volver a Chile para Lollapalooza 2025. Y a la vez que recordó visitas anteriores de la banda, en las cuales pasó días de gira por Santiago con miembros de The Kooks e Interpol, habló del último álbum de su banda. Después de siete largos años de espera, "Paradise State of Mind" llegó en agosto pasado influenciado por el propio crecimiento personal de Mark, su sobriedad y una conexión más profunda con la espiritualidad.


En 2025, Lollapalooza volverá a tener lugar en Sudamérica. Apenas un par de meses después de que se pusieran a la venta los primeros tickets early birdChile, Argentina y Brasil anunciaron de manera  su cartel esta semana y Mark Foster está entusiasmado. Claramente, el hecho de que su banda, Foster The People, visite Santiago por cuarta vez no es nuevo para él: en primer lugar, fueron ellos los que dijeron que sí y mantuvieron el secreto durante meses, como suelen hacer las estrellas de la música cuando organizan conciertos con antelación para festivales muy esperados.

Pero por fin puede compartir esa emoción con el mundo.

“Primero que todo, estoy muy feliz de hablar contigo. No veo la hora de volver a Chile”, aflora como un saludo inmediato a través de su lado de la pantalla.

Está orgulloso de su último disco, Paradise State of Mind, que fue publicado en agosto pasado y tras siete años de espera. Y en una industria en la que los artistas están cada vez más acostumbrados a lanzamientos inéditos cada par de años, la espera, para sus seguidores, puede haberse asimilado a una sequía. Pero Mark asegura que valió la pena, y cuando se le pregunta por la puesta en escena a desplegar en Cerrilos el próximo año, luce ansioso por compartir lo nuevo con el público chileno.

“Está tomando estas nuevas formas que la banda nunca ha hecho realmente en vivo, que es una especie de … los elementos de jazz de la misma, honestamente. Cada noche es diferente. Hay momentos en el espectáculo en los que estamos vibrando enérgicamente unos con otros y se crea esa sensación… que es mi sensación favorita, cuando veo a grandes actores en el escenario o una gran música. Cuando se siente como si estuviera a punto de desmoronarse, pero luego no lo hace, ¿sabes? O la tensión de estar al borde de algo nuevo. Eso es lo que buscamos con este nuevo show en vivo. Así que va a haber mucha energía en el escenario. Ustedes tienen los mejores fans. Que es lo que saca lo mejor de nosotros”.

Vestido con una camiseta blanca, es todo sonrisas mientras su cámara de Zoom muestra un fondo que los fans devotos de FTP reconocerán muy bien: su estudio personal, el mismo del episodio especial que tuvo la banda Live from my Den hace años. Visualmente, sin embargo, es casi como si no hubiese pasado tiempo desde entonces. Dándole la espalda a las teclas, está sentado ante el mismo piano vertical Schulze Pollmann que aparecía en el especial musical. El cartel que decía Motel también ha permanecido, con la parte inferior de sus palabras casi ilegible (aunque posible de reconocer), sobre su cabeza rubia.

Pero el tiempo, de hecho, ha pasado. Y el mismo hombre que, hace más de una década, escribió en ocho horas el éxito oscuro universalmente aclamado Pumped Up Kicks como advertencia sobre la violencia armada y sinceramente creyó que nadie llegaría a escucharla alguna vez  (“Era un artista emergente, no tenía público. Ni en un millón de años pensé que se iba a convertir en un fenómeno global”, dijo a Billboard en 2019) se ve, ahora, en paz con la secuencia de experiencias que le han llevado hasta aquí. Lo bueno, lo malo… y ciertamente, tampoco reniega de lo feo.

Porque es lo que le ha forjado como alguien que no teme mostrarse vulnerable ante el mundo. Un elemento clave para quien aspira a ganarse la vida escribiendo canciones. Y sí, Foster The People podría haber sido Foster & the People al principio. Pero en un mundo en el que, a veces, hay pocas casualidades reales, el hecho de que la banda tuviera que readecuar más tarde su nombre, porque se solía pronunciar mal, podría no haber salido de la nada. Los primeros conciertos que dieron fueron benéficos.

E incluso ahora, Mark Foster se preocupa por la gente. Mucho.

Paradise State of Mind: Un ensayo de Foster The People sobre la vida, el cambio y la esperanza

Se dice que los padres no tienen favoritos entre sus propios hijos, pero cuando se trata de artistas y sus obras, hay cierto chance de que las cosas se den de manera distinta. Porque el creativo de 40 años no duda en hacer saber que, musicalmente hablando, considera que Paradise State of Mind es el disco “más profundo, complejo y rítmico jamás hecho” de él, Mark Pontius, Isom Innis y Sean Cimino.

CNN Chile: Ha pasado tanto tiempo desde Sacred Hearts Club, y aunque este nuevo álbum llega como una nueva era, no pierde la chispa de la banda. En el pasado, has descrito tu música favorita para hacer como pop inteligente; y de hecho, eso es algo que se mantiene aquí. Actualmente, uno puede prender la radio, escuchar una canción y ser capaz de decir: ‘Oye, esto tiene el estilo de Foster The People’. Desde el punto de vista de la producción, ¿cómo es posible lograr eso? ¿Cómo se forja una marca indistinta y se mantiene como un legado?

Mark Foster: “Oh, vaya. Gracias. Creo que es muy importante para los artistas… Uhm, (mejor) voy a decir que solo para mí. Para mí es muy importante crecer en la vida, vivir nuevas experiencias y abordar un disco desde la autenticidad. Y trato de expresarme honestamente sobre dónde estoy y lo que he aprendido. Siete años es mucho tiempo. Es mucha luz que dejar entrar y, desde luego, en lo referente a mí mismo. He cambiado. Soy una persona totalmente diferente, en muchos sentidos, a la que era hace siete años … porque, en primer lugar, me volví sobrio en 2018, lo que fue un gran cambio de vida.

Había sido algo que me tenía en un ir y venir desde que tenía 19 años y finalmente llegué a un punto en el que necesitaba alejarme por completo de todo y reexaminar mi vida. Mentalmente, emocionalmente, espiritualmente. Y gracias a eso, después, me enamoré. Y ahí, eso desplegó un capítulo completamente nuevo en mi vida – que, en muchos sentidos, se volvió muy simple. No estaba de gira, no estaba en el ojo público. Me alejé de todo y me mantuve muy bajo perfil. Después pasó la pandemia. Pero dentro de ese espacio, empecé a conectar con una especie de ser divino – bueno, ya te imaginarás. Es lo que yo llamo Dios. Pero todo el mundo tiene un nombre diferente para lo que significa.

Para mí, el hecho de tener esa conversación empezó a sacudir en serio la perspectiva que yo tenía en torno al arte y a mí mismo hacia una forma diferente; así como el procesamiento de cosas de las que, tal vez, había estado huyendo. Es muy fácil huir cuando formas parte de una banda y estás de gira. Porque, cada noche, tienes agendada una fiesta en una ciudad distinta, con gente nueva. Y puedes transformarte en Peter Pan, ¿sabes? (Lo noto) cuando me topo con todas estas viejas estrellas de rock de los años 70 y 80, que nunca crecieron… Siguen viviendo, siguen pareciendo de los 70, siguen de fiesta como si fueran de los 70. Y yo era consciente de que eso no era lo que quería para mí.

En lo que a este disco respecta, siento que, musicalmente, hay muchas cosas más profundas. Como el jazz que incorpora. Hubo voces de acordes, hubo especies de trucos de producción. Y musicalmente, grabamos un cuarteto doble de ocho cuerdas, múltiples trompas en directo, saxofón, fliscorno, trompeta, trompa baritono, flautas. Fue como un mundo musical en el que adentrarse y explorar.

Y en cuanto al aspecto lírico… Intenté ser lo más honesto posible en cuanto a mi propia situación. Creo que el resultado es un disco muy espiritual. Trata mucho, pienso, de lo que significa ser imperfecto como ser humano. Intenté ser honesto al respecto y valiente al expresar cosas que normalmente no querría decir en voz alta, con la esperanza de conectar con otras personas que sienten lo mismo.

Pero después, también, está esa parte sobre conversar con Dios. Lo curioso de hablar con algo espiritual es que, muchas veces, te abres y no recibes una respuesta inmediata. Y a veces, sí. Y a veces, no. A veces, nunca… Pero es como que te queda el mero hecho de ya haber podido expresar algo.

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Y entonces empiezas a notar cosas en tu vida en las que la respuesta puede venir de otra forma. Puede que estés leyendo algo y te venga una frase y digas : “Dios mío, ¿hay sincronía entre estas cosas? ¿Es una coincidencia? ¿O es como si Dios me estuviera hablando y..?”. Bajo mi perspectiva, estamos viviendo en una época de miedo. Todo lo que abres, lees los titulares… hay mucho clickbait y mucho miedo. Y la música, para mí, es el recordatorio de que el mundo es hermoso, y que hay cosas maravillosas y es muy simple, ¿sabes? Es muy sencillo. Queremos amar y que nos amen. Y queremos conectar. Y eso es lo que realmente traté de explorar con Paradise State of Mind.

CNN Chile: Ya que mencionaste el aspecto espiritual, estas nuevas canciones se sienten como una experiencia psicodélica, lúcida. La mayoría de ellas son casi como ver colores a través de los oídos, si eso tiene algún sentido.

MF: Amo ese concepto.

CNN Chile: Y luego está esta profunda vulnerabilidad dejaba al descubierto en las letras. Me viene a la mente, por ejemplo, The Holy Shangri-La, con el verso: “Es difícil saber qué es real, pero toda mi vida hice lo posible por no temer. La única forma de salir es atravesándolo todo”. Eso es esperanza pura. ¿Cómo logras llegar a algo así? ¿Cuál fue el proceso creativo? Desde escribir, idear los sonidos y llevarlos al estudio.

MF: “¡Gracias! Normalmente, intento abordarlo todo como un niño. Crecí estudiando música. Tocaba varios instrumentos. Estudié historia de la música y he escuchado muchos tipos de música. Pero cuando escribo música, intento olvidarme de todo eso y enfocarlo desde la perspectiva de un niño de cuatro años. Así que, cuando me siento frente al piano a empezar una canción, voy a tocar notas que quizá no funcionen. No me preocupa que no sean las correctas. Simplemente empiezo a tocarlas y eso me permite adentrarme en un estado en el que fluyo. Uno en el cual la crítica no existe y simplemente soy yo reaccionando. Reaccionando frente a lo que siento. Y lo Divino, o lo que sea… hay una energía que llega y empieza como a revolotear a través de mí.

Así que todo viene de ir mejorando las técnicas. ¿Y las letras? De la misma manera. Una vez que tengo una canción, enciendo el micrófono y empiezo a cantar. Y muchas veces, las palabras no salen de inmediato. Son solo sonidos. Pero entonces, surge una frase. Es como meditar. The Holy Shangri-La, canciones como esa… Esas cosas salen y es casi como si yo estuviese siendo testigo de ellas mientras pasan, así que no puedo atribuirme el mérito, ¿sabes? Soy yo el que está dando cara y haciendo las cosas, pero también… Siento como que simplemente estoy traspasando algo. Y no sé cómo opera eso. Esa es la belleza de esto. No tengo idea alguna. No tengo ni idea de lo que estoy haciendo”.

CNN Chile: Y podrías estar escribiendo una canción triste, pero después toma forma de esperanza sólida: “Podemos superarlo”.

MF: Tuve muchos tropiezos antes de hacer este disco. Porque, como compositor, hay muchas cosas que quiero hacer. Hay muchas canciones que quiero escribir. Casi hice un disco de punk antes de este. Previo a ello, estaba trabajando en otro álbum inspirado en los años 50 y 60, con una especie de estilo inspirado en Motown, Beach Boys, (The) Supremes. Así que me gusta embarcarme en un montón de cosas diferentes. Pero la intención… Tuve que reflexionar largo y tendido: ‘¿Qué quiero decir ahora?’. Y me parece, como artista… Puede sonar altanero, o como pretencioso, o como que estoy poniéndole mucha seriedad al asunto. Pero, para mí, es serio el que haya una responsabilidad tras ser alguien que cuenta historias. Siento una responsabilidad por lo que quiero decir a continuación.

Y sentía que necesitaba esperanza, porque el mundo necesitaba esperanza. Esa era mi intención con este disco. Significa mucho para mí que menciones eso, porque mi simple intención con este disco era hacer algo esperanzador. Y siento que, en un espacio en el que estamos rodeados de miedo, la esperanza es la luz que puede alejar las sombras. Esa es nuestra arma. Nuestra arma es elegir tener esperanza, porque la esperanza también es una elección, ¿sabes?

 

 

Cada día podemos elegir en qué queremos centrarnos. Y sé que, en mi caso… Hay mañanas en las que, al despertar, mi imaginación es capaz de ir a lugar muy oscuros y evocarme mucho miedo; darle foco solo a las cosas negativas. Y yo tengo que la decisión al respecto de dejar de pensar de esa manera y reenfocar mi mente y mi espíritu hacia una dirección diferente. Creo que, probablemente, es por eso que me gusta tanto la música. Porque es la forma más rápida de salirme de ese lugar oscuro.

Así que hay esperanza en este disco, a través del dolor. Porque siento que, la música pop, para mí, cuando es pop puro, es muy divertida. Pero también es muy escapista. Es como si no tuvieras que pensar en nada, puedes simplemente bailar y hay algo realmente especial en eso. Pero la verdadera esperanza, para mí, reconoce que la oscuridad existe, pero toma la decisión de mirar hacia una dirección distinta. Eso me parece honesto, más parecido a la vida; que es como: ‘Ya, sí, veo está esto aquí. Pero voy a centrarme en esto otro, porque tengo que atravesarlo’.

Cuando Mark Foster exploró Santiago junto a Luke Pritchard, de The Kooks, y Daniel Kessler, de Interpol

Mark ha estado en el país más largo del mundo cuatro veces antes, también como parte de Lolla en 2012 y 2015, y luego Colors Night Lights en 2018. Todos ellos festivales. Y aunque sus visitas no han sido exactamente parte de unas vacaciones, ha tratado de aprovechar al máximo cualquier tiempo libre mientras ha permanecido aquí. Y ha disfrutado cada minuto de ello. Incluso ha llegado a descubrir bandas locales, como Newen Afrobeat (“Me gustaron mucho”).

“¿Sabes qué tienen de especial Lollapalooza y algunos de estos festivales de música que recorren varios países?”, pregunta. Es una cosa más bien retórica, por supuesto. Sabe exactamente lo que sigue  y una amplia sonrisa demuestra que quiere responderse él mismo. “Te juntas con otros artistas, sueles quedarte en los mismos hoteles y llegas a tener días libres en común”.

Y aquellos que todavía conceden luto al line-up que la edición local de Lolla tuvo en 2015, podrían encontrar algo de consuelo al saber que tres de sus grandes nombres de la escena alternativa comparten grandes recuerdos en Chile.

“Recuerdo haber estado allí con la banda y The Kooks estaban allí. Han sido buenos amigos durante mucho tiempo, Luke (Pritchard) es un muy buen amigo. Fuimos juntos y comimos en diferentes restaurantes. También recuerdo (haberme cruzado en Chile con) Interpol. Estuve explorando con Daniel (Kessler), el guitarrista de Interpol, que es amante de la buena comida y dio con un montón de restaurantes. Así que salía con él, comíamos juntos y hablábamos de la vida”.

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“Los músicos somos lobos solitarios”

Recuerda esos tiempos con profundo cariño. Los encuentra especiales. “Porque los músicos somos lobos solitarios, por lo general. Como que… nos apegamos a nosotros mismos, especialmente los compositores. Vivimos muy aislados. Estamos en un estudio o con un instrumento, sin ventanas, escribiendo. Así que cuando conseguimos conectar, es especial. Y pudimos explorar Santiago juntos”.

¿Otro de sus recuerdos mentales chilenos más queridos y congelados en el tiempo? Realmente no puede señalar con el dedo en qué año exacto, pero adivina que podría haber sido en 2018.

“Fuimos a hacer rafting. Toda la banda y nuestro equipo. Todos. Tuvimos un día libre y fuimos a un río. No recuerdo qué río era, pero es uno de los recuerdos favoritos de mi vida. Porque estábamos allí, rodeados de hermosas montañas, en la naturaleza… Bajando por cascadas, riéndonos juntos y simplemente disfrutando al aire libre”, menciona, riendo entre dientes como si estuviera reviviendo todo de nuevo.

¿Y quién sabe? Puede que en marzo de 2025 retome o escriba nuevas en este rincón del mundo.