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La presencia femenina en este género musical a nivel nacional sigue siendo limitada, a pesar de la diversificación del estilo en sí. ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan las mujeres en la industria musical urbana? Cuatro cantantes cuentan sus experiencias y reflexionan sobre la representación femenina en el género.
La influencia de la música urbana ha sido significativa en los últimos años en la cultura popular. Con un estilo definido, un ritmo pegajoso y un público cada vez más diverso en edades y gustos, lo urbano se ha tomado los primeros lugares en los rankings de éxitos. En Chile, diversos artistas, como Pailita, Cris MJ, Polimá Westcoast o Young Cister, han alcanzado popularidad a nivel nacional, inmersos en un fenómeno que ha llegado para quedarse.
Pese a esto, la participación de las mujeres en el género aún sigue siendo limitada, aun cuando cada año la música urbana se ha encargado de diversificar a sus exponentes. Pero, ¿cuáles son los factores que influyen en el alcance de carreras femeninas en el ámbito? ¿Qué desafíos enfrentan las artistas urbanas chilenas en la industria musical? Shirel, Fran Mazu, Vlentina B y Davgar Foster, quienes han podido incursionar en el rubro, revelan qué significa ser mujer y artista en la música urbana.
Con una carrera ascendente, exitosas canciones como Money Remix y Faroles y su paso en el escenario del Lollapalooza 2023, Shirel se ha introducido en la escena musical nacional con fuerza. No obstante a su potencial carrera en la música, expresa que “se espera muchísimo más de nosotras que de nuestras contrapartes masculinas. En todas mis colegas la expectativa frente al nivel de su trabajo es exorbitante. Creo que se espera excelencia, que es muy difícil de alcanzar, es el estándar de calidad de nuestro trabajo, pero se nota esa diferencia (entre hombres y mujeres)”.
Sobre la incursión de las artistas femeninas en el género urbano, Shirel asegura que a pesar de que se ha abierto “un nuevo espacio” para que voces de cantantes nacionales sean escuchadas en distintos escenarios, las mujeres “estamos luchando siempre contra a las expectativas y al estándar de calidad al que se nos someten”.
“En el fondo, ya por el hecho de ser mujer, te juzgan mucho. Solo por tu apariencia te discriminan, porque la industria está llena de hombres y la mayoría te tratan de bajar el perfil, tanto en apariencia como en habilidades”, dice Davgar Foster, cantante y actriz de 32 años.
La también productora, desde hace casi 4 años, añade que en el mundo de la música “están al pendiente de tus errores en el escenario o en las producciones. Te ponen muchas veces a prueba, se burlan o te cierran el camino. Me ha pasado muchísimo, de hecho con la única persona que he podido trabajar es con mi pareja, quien también es productor”.
Una temprana incursión en la música y una carrera profesional en la producción que inició a mediados de 2020, Davgar sabe que la industria de la música urbana es más complicada de lo que uno podría imaginar. “Los productores siempre intentan ponerte un pie encima. Muchas veces me han dicho, ‘deja la música así, no lo hagas, esto no es para ti’”.
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Vlentina B, cantante urbana chilena de 23 años y con una fuerte presencia en redes sociales (casi 15 mil seguidores en Instagram), sabe perfectamente las expectativas que se imponen al momento de intentar figurar en la industria. “Es muy real que a las mujeres no se le dan espacios y más cuando tienes una imagen muy femenina. No se te da tanta importancia, no así como artistas que también tienen una imagen más tomboy, que son más aceptadas dentro del lado masculino”, comenta.
“El trato hacia las mujeres es muy distinto, mucho más en escenarios y festivales. Yo por ejemplo trabajo con mi manager, él es el que habla siempre por mí, porque si yo me paro frente a un productor ejecutivo, me van a intentar ningunear o hacer gaslighting. He tenido que recurrir muchas veces a amigos hombres para que hablen por mí en escenarios o shows”, confiesa Valentina León -su nombre real-, quien inició en la música en 2020 tras lanzar algunos singles durante la pandemia y logrando participar del line-up de la única versión nacional de Primavera Sound en 2022.
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“Para mí ha sido un tema. Profesionalmente, llevo tres años en la música, pero se me ha pegado muy fuerte tener que cumplir con cierto tipo de cuerpo”, sostiene Fran Mazu, cantante y compositora de 23 años, que ha incursionado en la música, en un contexto de creciente popularidad del género urbano y sus derivados.
Pese a esto, las exigencias a la imagen de la mujer continúan presionando su identidad, particularmente en sus redes sociales, en donde cuenta con más de 100 mil seguidores. “De chica sufrí mucho bullying en el colegio por como me veía, porque era más rellenita, y eso me marcó muchísimo a la hora de intentar exponerme. Los cánones de belleza que están relacionados con el cuerpo te llevan a tener muchos temas de aceptación y dejarlos atrás es súper difícil, sobre todo estando en la industria de la música porque te exigen ciertas cosas (estéticas)”, indica Francisca Mazuela -su nombre real-.
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Rocío Sotomayor, mejor conocida como Rou C, es una cantante nacional de género urbano, con aproximaciones al soul, el R&B y el hip-hop, de 26 años. Con una carrera floreciente iniciada en 2018 con el lanzamiento de su primer single “Te Haré Mal” y dos discos lanzados entre 2019 y 2023, la artista reconoce que los estándares de belleza han complicado su llegada a más público. “Yo sufrí un accidente en el rostro que cambió completamente su anatomía y por muchos años me sentí súper acomplejada porque pensé que no iban a aceptar a una persona con una mandíbula más grande. Tuve cirugía reconstructiva para que volviera a tener un rostro ‘agradable’”, revela.
En ese sentido, Rocío reflexiona sobre la comparación entre género en el escenario. “El hombre puede llevar una chaqueta, un pantalón, una polera simple y unas zapatillas y ya va a hacer algo que atraiga. Para nosotras no, no podemos no maquillarnos, no podemos vestirnos tan cómodas, porque no se ve bien. Siempre hay opiniones sobre nuestro cuerpo, nuestro rostro o incluso sobre la forma en que nos expresamos”, dice.
“Venimos de una sociedad en donde por mucho tiempo se sexualizó a la mujer en todos sus aspectos. Nosotras tenemos que sobre esforzarnos en muchos aspectos y algunos de ellos tiene que ver con la sexualización, que provoca que la mujer tenga que exhibirse más para poder ser vista o escuchada, es algo muy triste”, sostiene Rou C.
No obstante, para Fran Mazu la sexualización “es un arma de doble filo porque depende de la estrategia que una tenga para abordar hasta donde se quieres llegar. Porque uno puede hacerlo, pero eso no necesariamente implica que la gente realmente va a escuchar tu música o va a ir a tus conciertos”.
Mientras que para otras cantantes, como Shirel, esta práctica puede ocuparse “como una expresión artística”, que a su juicio no estaría mal: “o sea, somos seres sexuales”. “Creo que además las mujeres que hemos vivido tanta negatividad alrededor de este tema tenemos todo el derecho del mundo de explotarlo y de ganar plata”.
Con esto coincide Vlentina B, quien asegura que la sexualización sí funciona como estrategia de marketing, admitiendo, al mismo tiempo, usar su cuerpo “para promocionar mi música, como algo más estético”. “Hay que ser realista, el cuerpo vende y yo tomó mucho el ejemplo de Karol G, Kali Uchis y Paloma Mami, que son artistas súper voluptuosas, que se muestran y lo apropian como a su estética”, señala.
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La periodista fue galardonada por haber dejado huella en la ingeniería y en el desarrollo del país.