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Por qué “Spider-Man: Into the Spider-Verse” debería ganar el Oscar
Por Bruno Delgado
22.02.2019 / 16:28
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Más allá del lobby de los grandes estudios y dejando de lado las cintas que tienen argumentos de sobra para ganar, pero que no son realmente consideradas por la Academia, la historia de Miles Morales es una justa favorita para llevarse la estatuilla como Mejor Película de Animación.
Tal como pasó con el western en los ‘40, las películas de superhéroes hoy están agotando la fórmula. La repetición se va convirtiendo en tedio y parece que más pronto que tarde deberíamos pasar página. Sin embargo, cintas como Spider-Man: Into the Spider-Verse demuestran que es en estos momentos de crisis cuando los géneros suelen entregar lo mejor de sí.
Cuando las convenciones en las historias se vuelven tan conocidas, es necesaria la reinvención, una mirada fresca con nuevos colores y matices que expanda los contornos que contienen estos relatos.
Y esto es justamente lo que hace valiosa la nominada al Oscar 2019 como Mejor Película de Animación y que compite con Mirai de Mamoru Hosoda, Isla de Perros de Wes Anderson, Los Increíbles 2 de Pixar y Ralph rompe Internet de Disney.
Reconstruyendo a Spidey
En los primeros minutos de la película, el Spider-Man de Peter Parker desaparece, dejando a Miles Morales como temprano sucesor, evitando centrarse en el clásico Hombre-Araña que solo en la gran pantalla ya ha sido interpretado por Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland en 7 películas.
Miles es un adolescente afroamericano con raíces latinas de Brooklyn que destaca por su inteligencia y al que su familia lo mete contra su voluntad en un internado en el que la mayoría son chicos blancos.
Mientras películas como Black Panther (2018) diseñaron su campaña de marketing prometiendo que sería un estandarte para la población afroamericana y Capitana Marvel (2019) está haciendo lo mismo con la lucha de la equidad de género, la cinta animada decidió naturalizar a su personaje y simplemente contar la historia de un joven que debe hacerse responsable de sus actos tras ponerse el traje de superhéroe cuando una araña radioactiva le entrega superpoderes.
Y si parece que esta premisa ya la conocemos es que es así, porque de eso siempre ha ido Spider-Man y, justamente, la gracia de Into the Spider-Verse está en volver a este relato clásico y reconstruirlo de una manera diferente.
Desencantado y cuarentón
En la película, que contó con 3 directores y 4 guionistas, hay una búsqueda por volver a hacer atractivo el mito del superhéroe en años en que se estrenan alrededor de 4 grandes producciones del género y que suelen contar la misma historia de superación una y otra vez.
Para eso, los creadores usaron uno de los sellos de los comic de superhéroes que hasta el momento no se habían llevado al cine: los multiversos, que no son otra cosa que realidades paralelas donde se exploran diferentes versiones del mismo héroe, cada uno con sus conflictos personales, los que al final se encuentran con nuestro protagonista.
Así tenemos, por ejemplo, a un Peter Parker cuarentón, desencantado de la vida, con sobrepeso y divorciado de su eterna Mary Jane porque él no quiso tener hijos. O también a una Gwen Stacy teen, quien en su universo es Spider-Woman después de que mataran a su mejor amigo: Peter Parker.
Así se van entrelazando historias y referencias que funcionan tanto como comentarios sobre las convenciones ya conocidas y una forma de reinventar el imaginario de personajes icónicos. ¿Y por qué importa todo esto? Porque responde a la gran interrogante: Cuánto más pueden darnos los superhéroes.
Un salto de fe
Spider-Man: Into the Spider-Verse toma uno de los caminos que marca el escritor y académico John G. Cawelti a todas las narrativas que se terminan agotando: el burlesque o parodia, la nostalgia, la desmitologización y la reafirmación. Y es esta última la opción que elige la película.
Si bien el filme parte desde una mirada que subvierte al género al presentar estos diferentes destinos de los Spider-Man, termina apostando por reforzar la necesidad del mito del héroe en el cine contemporáneo, sólo que hace propia una narración conocida, sin miedo a desconcertar las expectativas del público acostumbrado a la repetición.
Lo que mueve a la película es un asunto inherente a las historias de superhéroes, sólo que hasta ahora no se había abordado con tal claridad: su soledad. Y eso es lo que hace grandes a algunas obras de género: ocupar sus reglas para plantear preguntas diferentes, tal como lo hicieron a su manera Deadpool (2016) y Logan (2017).
En el caso de Spidey, su vida siempre ha estado marcada por la pérdida. La muerte del tío Ben es una de las más conocidas, pero también está la de Gwen Stacy, el padre y la madre de Peter y la imposibilidad de tener una relación sana con Mary Jane.
Es por eso que Into the Spider-Verse mira a la cara al eterno desamparo del héroe, pero cuando otras películas resuelven que la solución está en el aislamiento, Miles hace un salto de fe por el resto, por conectar con los demás pese a que pueda doler, lecciones que sólo se aprenden junto a un personaje que va madurando de la mano de un género.
Este domingo 24 de febrero, desde las 22:00 horas, Chilevisión transmite por segundo año consecutivo los Oscar 2019. Conducen: Millaray Viera y Jean Philippe Cretton. Participan: Ernesto Garratt y Ana Josefa Silva.
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