“Nadie se jubila de esta lucha, porque apenas comienza”: ¿Qué es el Gerofeminismo y qué es lo que impulsa?

Por María Luisa Carrión

26.08.2020 / 19:26

Algunos de sus objetivos son reivindicar y concientizar sobre los derechos de las mujeres adultas mayores. Se trata de un grupo de profesionales de la gerontología a nivel latinoamericano que se puso como meta visibilizar a este grupo y poner sobre la mesa las brechas de género y la discriminación a la que se enfrentan.


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Gero, por gerontología y activismo, por el acto mediante el cual se protesta en contra y a favor de algo. Así está plasmado en la página de inicio de Geroactivismo, una organización sin fines de lucro que nació en 2015 y que en 2020 se convirtió en fundación. ¿Su misión? Promover una mirada positiva del envejecimiento, la vejez y la edad.

Agnieszka Bozanic es su fundadora. Desde Barcelona esta psicogerontóloga nos cuenta que su propuesta es un movimiento que aboga por los derechos humanos de las personas mayores y que el impulso, en otras cosas, nació cuando escuchó conceptos como edadismo, que es la discriminación por edad.

Viviendo en España, dice, vio que los adultos mayores ocupan los espacios como bares, playas nudistas, plazas y cines con total cotidianidad. “Me empecé a preguntar, desde mi experiencia personal, por ejemplo, de mis abuelos y abuelas, que nunca los vi hacer este tipo de cosas, más que de una de mis abuelas que participa en esos grupos de adultos mayores, de gimnasia, pero no de ir al cine o de juntarse con las amigas a tomar una cerveza o algo así”, relata.

Y así, con un enfoque de derechos humanos, entendiendo a las personas mayores como sujetos de derechos y no como objetos de caridad dio inicio a este trabajo que este año se materializó en una nueva línea.

Al alero de esta fundación, en mayo de 2020, nació Gerofeminismo, una agrupación compuesta por mujeres profesionales dedicadas a la gerontología y que tiene por objetivo reivindicar las vejeces femeninas.

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¿Qué es Gerofeminismo?

Hace poco más de un mes publicaron su manifiesto en el que se lee en grandes letras moradas que “nadie se jubila de esta lucha, porque apenas comienza”.

“Si el ser persona mayor en el mundo te invisibiliza, ser mujer mayor te invisibiliza el doble. Esto por el entrecruce de discriminaciones que existen, porque a las mujeres se nos penaliza doblemente”, parte señalando Agnieszka Bozanic.

Por eso crearon la Red Gerofeminista Latinoamericana compuesta por profesionales dedicadas a la gerontología de distintos países. Así, hay representantes de Chile, Argentina, Panamá y México.

“En Latinoamérica, la invisibilidad del género en la vejez es parte de un mecanismo patriarcal capitalista y colonial que tiene características particulares. Por esa razón urge el desarrollo teórico, potenciar la labor investigativa y sobre todo, realizar un activismo que permita visibilizar estas cuestiones”, señala también el manifiesto de la agrupación.

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El crimen de Carmen Toro en Coronel el 21 de mayo pasado, por decirlo de alguna manera, fue la gota que rebalsó el vaso. Se trata de una mujer de 68 años, que habría sufrido un ataque sexual y que después lamentablemente perdió la vida. “No causó tanto impacto entre comillas, como otros femicidios, como el de Ámbar o el de Antonia, no hubo tanta visibilización de los medios de comunicación”, señala Agnieszka. Este fue uno de los puntos de partida para darle voz a las mujeres mayores.

María José Ron, psicóloga y con un diplomado en demencias, también es parte de la red, para ella es fundamental que las mujeres se empoderen.

“Muchas veces estando en pandemia se ha visto a la mujer mayor como cuidadora, como factor de riesgo, más que una mujer mayor empoderada”, señala María José y agrega que esta iniciativa busca “visibilizar a las mujeres mayores, a los feminismos mayores, sin dejar de lado también toda la historia para atrás de los feminismos mayores”.

Ambas nos explican que la red se plantea como intergeneracional, ya que naturalmente “todas vamos para allá”.

Así, Agnieszka explica que están “pensando en las mujeres mayores, pero también en las mujeres mayores del mañana, porque todas vamos a envejecer”. “No por ser mujeres jóvenes, no podemos hablar de mujeres mayores, porque también vamos para allá, vamos a ser mujeres mayores. No es un tema que no nos atañe”, agrega María José.

Monserrat Duarte, licenciada en gerontología y co-fundadora de Gerontólogos en acción de México nos cuenta que llegó al colectivo por golpe del destino. “Hace un par de años que llevo en el movimiento feminista motivada por mi historia de vida y por la de las mujeres que me rodean. Así que cuando mi compañera Jazmín Camacho me comentó de la invitación del proyecto no dudé en aceptar”, señala.

“Es una gran oportunidad para luchar por las vejeces femeninas e incluso por el envejecimiento de quienes en el camino andamos”, puntualiza desde México.

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¿Cuáles son los desafíos?

En cuanto a los desafíos de la Red Gerofeminista, están evaluando la posibilidad de realizar un congreso internacional, donde puedan exponer activistas de distintos países. Y también miran con atención la forma de articularse para estar presentes el próximo 8 de marzo.

En cuanto a las deudas como sociedad, uno de los puntos es dejar de normalizar el machismo. “La mujer mayor tiene hasta que cuidar a sus bisnietos, pero ¿dónde queda ella como mujer?, se nos olvidan los otros roles que tenemos nosotras”, indica la psicóloga y fundadora de la red María José Ron.

Nos ha tocado enfrentarnos a la crítica de que el gerofeminismo pudiera dejar de lado las necesidades de los hombres adultos mayores, quienes también por cuestiones culturales y de edad se pudieran ver vulnerabilizados”, agrega Monserrat Duarte.

Sin embargo, indica que “es necesario mencionar que, si bien vamos dirigidas a la población femenina, al ser una lucha por la igualdad de género, la destrucción del edadismo sexista y de los estereotipos erróneos sobre el envejecimiento, la vejez y los roles de género, esto termina influyendo de manera directa e indirecta en el papel del hombre dentro de la sociedad”.

La historiadora feminista y académica de la Universidad Diego Portales, Hillary Hiner, plantea que esta invisibilización de las mujeres adultas mayores se da en las culturas occidentales del último siglo y que “es bien importante recordar que dentro de los pueblos originarios las mujeres mayores tienen un rol súper importante dentro de la comunidad y dentro de sociedades más rurales”.

Por lo tanto, la doctora en Historia indica que asocia “mucho más esto de la invisibilización dentro de esta cultura más neoliberal, consumista, donde las mujeres o el valor de las mujeres, también se asocia muchísimo con la belleza y con la posibilidad de ser deseable y, por ende, esta percepción que las mujeres que pasan por menopausia, que pasan por otra etapa de su vida, ya no son deseables de la misma manera y empiezan entre comillas a desaparecer”.

Aunque, también pone el punto que dentro de los grupos feministas hay mujeres mayores activistas, al igual que en otras instancias, como la defensa de los derechos humanos.

Pero “hay muchas mujeres mayores que viven mucha pobreza”, puntualiza la historiadora. Y es ahí donde sale a flote el tema de la dependencia económica, las bajas pensiones y los trabajos informales a los que numerosas mujeres deben acceder.

Sobre esto último, Monserrat Duarte de la red Gerofeminista, indica que “la deuda con las mujeres mayores representa la importancia de visibilizar sus necesidades, aquellas que de manera histórica se han ignorado debido a las diferentes tradiciones, costumbres y formas de vida con las que se ha regido la sociedad a lo largo de nuestra existencia”. Y menciona a aquellas que por uno u otro motivo están en una posición vulnerable.

Por eso dice que aún queda mucho camino por andar. Y lamentablemente hay índices lapidarios.

Un estudio realizado en España sobre las mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género reveló una triste realidad. El 40% de las encuestadas llevaba 40 años y más sufriendo violencia, el 27% entre 20 y 30 años.

En Chile, en tanto, la última encuesta nacional de violencia intrafamiliar contra la mujer y delitos sexuales no es más alentadora. Entre los 56 y los 65 años, un 13% señaló en 2017 sufrir violencia, una cifra que subió un 5% si la comparamos con 2012.

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