La banda estadounidense de metal se presentó ante más de 15 mil personas, quienes corearon cada letra y cada riff de los liderados por Dave Mustaine.
La multitud que repletó el Movistar Arena este martes demostró por qué bandas internacionales del metal apuestan por grabar presentaciones en vivo en nuestro país.
Siendo la última presentación previa en territorio nacional la del Santiago Gets Louder en 2017, entre metaleros se echaba de menos el sonido de uno de los cuatro grandes del thrash metal.
Saken hizo gala del metal chileno
Eran pasadas las 20:00 cuando previo a Megadeth aparecía en el escenario Saken, banda chilena que se encargó de calentar motores como nadie.
Ego (Flying High), Nasty Gods y Zyclon B fueron parte sel repertorio del conjunto. Y la energía de los fanáticos ya se hacía notar.
El público presente, que combinaba metaleros experimentados, ansiosos jóvenes seguidores e incluso familias completas, aplaudió y agradeció el trabajo de 30 años realizado por los nacionales.
Megadeth, Megadeth, aguante Megadeth
Tal y como estaba programado, a eso de las 21:00 se apagaron las luces del coliseo del Parque O’Higgins para dar paso a los primeros sonidos que anunciaban The Sick, the Dying… and the Dead!, con la frase de fondo “bring out your dead” (“saquen a sus muertos”, en español).
El tema del disco homónimo de 2022 marca en gran medida una consagración alcanzada en una época de gloria para el thrash, pero que sin dudas los californianos han sabido mantener durante décadas.
La locura era total luego de gritar los “Die! Die! Die!” hacia el final del primer tema, pasando a un nuevo nivel tras escucharse los primeros riffs de Skin O’ My Teeth, que no había sido interpretada por la banda desde 2018.
A Dystopia (2016) y los inagotables cánticos del público en los coros le seguiría Hangar 18, clásico del Rust in Peace (1990).
Mientras tanto, ya eran varios los que tenían que dejar el núcleo del pit por lo sofocante que podía llegar a ser. No era menor tener cerca de 15.500 personas cantando y saltando en todo el recinto.
Acorde a los tiempos que -nuevamente- se viven en el mundo, Sweating Bullets mantenía la energía de los fanáticos que coreaban cada verso sin problemas.
Manteniéndose en el Countdown To Extinction (1992), Mustaine y compañía seguiría con This Was My Life, pasando posteriormente a Angry Again, una joya del Hidden Treasures (1995).
A estas alturas de la noche capitalina quedaba en evidencia que la austeridad en la presentación, donde cuatro artistas eran enmarcados con un sencillo telón con la ilustración del último disco, no eran problema para quienes estaban en la masa metalera.
Tampoco fue problemático para los asistentes la evidente debilidad vocal en la que se encuentra Mustaine, dejando en evidencia los lamentables efectos del cáncer de garganta que enfrentó, así como los años de uso y abuso de sus cuerdas vocales.
Para cuando sonaban Tornado of Souls y Symphony of Destruction la energía parecía infinita. “Megadeth, Megadeth, aguante Megadeth” se cantó en cada riff como cada vez que la banda ha pisado suelo nacional, bajo la mirada de sorpresa del bajista James LoMenzo.
Mientras se iba abriendo la camisa poco a poco, Mustaine agradecía a un público tan eufórico que podría haber seguido otra hora más. Pero la pausa ya adelantaba el cierre que se avecinaba.
LoMenzo abrió Peace Sells y para sumar espectacularidad, la mascota de la banda, Vic Rattlehead, subió también al escenario. A su término, una petición casual de entre el público era correspondida: sonaba Mechanix, clásico que recuerda la historia de Mustaine con Metallica por ser uno de esos temas que él había creado para la banda liderada por Hettfield.
Comentando que recientemente había sido consultado sobre si sus canciones parecían estar aún vigentes, Mustaine solo rio y se lanzó con Holy Wars… The Punishment Due, canción que hace referencia a las luchas por religión a lo largo de la historia y en particular el conflicto entre Israel y Palestina.
Con un público que sirvió de segunda voz y a veces hasta primera, la banda dejó el escenario agradeciendo, como siempre, la entrega de la escena chilena, desde donde aún no sabemos para cuánto rato más tendremos a este portento del thrash metal deleitándonos de clásicos inolvidables.